Una película específica para los tiempos que estamos viviendo.Una alegoría realista sobre el capitalismo a principios del siglo XXI cuando padecemos la peor crisis económica que se recuerda en Europa. La culpa la tiene nuestro sistema económico que en su afán por obtener elevados beneficios, está condenando a la pobreza a gran parte de la sociedad. Un sistema que se convirtió en único, sin ninguna alternativa desde finales del siglo pasado, y que se ha hecho cada vez más global y especulativo, alejado de la realidad productiva, de la vida de la gente común, favorecido por la rapidez de las comunicaciones que permiten mover inversiones desde un punto a otro del planeta en pocos instantes. Esta es la cara del capitalismo más depredador y destructivo que controla incluso a los gobiernos y pone en jaque a la misma democracia occidental, con tal de salvaguardar su carácter. Por supuesto a los propios banqueros y ejecutivos a sus órdenes como el protagonista de la película, EL CAPITAL (Le Capital), realizada y escrita por el director, Costa Gavras, basada en la novela homónima de Stéphane Osmont.
Una obra magnífica de un banquero hecho así mismo de origen humilde que llega a la presidencia de un banco con la intención de convertirlo en un principio en un entidad responsable y ética, para luego ponerse al servicio de un grupo de accionistas sin escrúpulos que quieren obtener los máximos beneficios a costa de los trabajadores, de la propia entidad. Si llega a complacerles con los objetivos que le proponen, cuando entra en riesgo su propia cabeza, y el mismo banco, maniobra de tal manera para salir ganador. Ante la oportunidad de denunciar la corrupción del sistema, en el que su actuación se vería cuestionada, prefiere ocultar las maniobras que ha llevado acabo, mantener las apariencias, los mecanismos legales mínimos por los que en el fondo se rige. Se pone en evidencia que el capitalismo controla los gobiernos, les influye y se imbrican mutuamente, y sería necesario que los estados, las naciones le regulasen estrictamente.
El protagonista, Marc Touneuil, una gran interpretación del actor, Gad Elmaleh, sabe que seguirá al servicio del mercado, del poder del dinero como un verdadero Robin Hood al revés, que roba a los pobres para dárselo a los ricos, una de la frases más llamativas de la película tomada de las palabras del presidente norteamericano actual para referirse a su competidor en las recientes elecciones presidenciales. Una descripción fehaciente de lo que hacen muchos políticos durante la gestión de la crisis que asola el sur de Europa, darle mayor libertad todavía al capital, esprimiendo con los recortes a los ciudadanos con la finalidad de mantener la riqueza de unos pocos que debería también ser repartida, grabada o limitada en beneficio de todos. Si no es así, como dice el protagonista a los espectadores al final de la película, su avidez, lo hará reventar todo. Destruirá las instituciones y a los ciudadanos, a él mismo.
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