SOBRE LA JUVENTUD SIN FUTURO

La juventud necesita una oportunidad, un punto de apoyo, para labrarse un futuro y vivir mejor el presente, incluso aquella que carece de cualquier formación y ha caido en la delincuencia, la que lleva tres generaciones desempleada. La pareja representada por el director Ken Loach y el guionista Paul Laverty alcanzan con la película LA PARTE DE LOS ÁNGELES (The Angel´s Share) un gran ejemplo de su talento acreditado en un tipo de cine realista, comprometido con la sociedad, en este caso desde la perspectiva de la comedia dramática, merecido Premio Especial del Jurado en el pasado Festival de Cannes. El título alude al pequeño porcentaje de whisky que se evapora después de abrir una barrica, que en el contexto del argumento se refiere a una cantidad de esa bebida que el joven Robbie, junto a otros tres compañeros condenados a trabajos al servicio de la comunidad, roban de una apartada destilería en las Tierras Altas de Escocia por ser de gran valor. El protagonista, interpretado por el actor novel, Paul Brannigan, decide cambiar la vida de pequeño delincuente y matón cuando recibe la noticia de que va a ser padre. Mientras lleva a cabo tareas comunitarias que le permiten evitar la cárcel conoce a un grupo de compañeros en sus mismas condiciones, y a Harry, el educador encargado de ellos, que le apoyará para salir del entorno violento en el que vive. La afición de éste al whisky, hará que Robbie descubra sus aptitudes como catador de esta bebida. De esta manera, se desencadenará la comedia en el que el protagonista y sus amigos llevan a cabo el último delito con el que conseguirán el dinero necesario para encauzar su vida.
La historia se desarrolla con gran precisión por los divertidos diálogos y la sencilla, por cuidada realización del director, que da muestras de gran sensibilidad en el tratamiento de la imágenes, de los primeros planos a los planos generales del entorno urbano en la periferia de Glasgow. El sonido urbano se combina con la música británica moderna de fondo. El realismo de las imágenes, la violencia con la que actúan los personajes en determinados momentos, tiene un fondo de optimismo por la comicidad con la que se desenvuelven. El final feliz refuerza la belleza que la película transmite. Un mensaje de esperanza para aquellos que ven que su existencia no tiene ningún futuro. Si lo hay, si una parte mínima de la riqueza, incluso lo más supérfluo, de efímera consistencia, lo compartimos con ellos, para los que sería un gran punto de apoyo.

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