LUCHA POR LA LIBERTAD


 

Hubo un tiempo de guerra y opresión durante los años treinta y cuarenta del siglo pasado. Primero fue la Guerra Civil española que enfrentó al gobierno democrático de la Segunda República contra el ejército rebelde apoyado por el fascismo. Luego, tras su victoria en España, el combate mundial que cambió la historia y la vida de las personas de forma radical. Fue un tiempo de exilios y de lucha por mantener la libertad y la cultura  propia. Eso lo hacen los protagonistas de la película, KARMELE, escrita y dirigida por Asier Altuna, basada en la novela de Kirmen Uribe, que cuenta la historia de una mujer de ese nombre desde que fue expulsada con su familia del País Vasco en 1937 por el avance de las tropas franquistas hasta la posguerra que tiene que emigrar a Venezuela para mantener a sus hijos.



Karmele y su familia son fieles a sus costumbres y a su lengua materna, el euskera. Vive junto a la ría, pues el padre se dedica a la pesca y tiene un pequeño barco de su mismo nombre. Las tropas franquistas en su avance hacia el control del norte de España, se apropian de su casa y sus bienes. Mientras sus padres se establecen en el sur de Francia, ella ayuda como enfermera a la resistencia republicana. Tras su derrota pasa la frontera, y en el exilio, le contacta la embajada cultural vasca, para que apoye su causa y la de los presos, a través de la música y las danzas propias de su tierra. Sin embargo, después de realizar una gira por las principales ciudades, se declara la guerra contra la Alemania nazi. En ese periodo había conocido a su futuro marido, Txomin, un trompetista del grupo, al que unirá su destino.



La pareja, entonces, decide viajar a Venezuela, donde podrán seguir apoyando la causa vasca y la lucha contra el fascismo. Mientras hacen sus respectivos oficios, sirven como espías con el apoyo de los norteamericanos. A su regreso a casa, descubren que el fin de la guerra no supone la derrota del régimen de Franco, y los apoyos exteriores desaparecen en un nuevo orden bipolar impuesto por la Guerra Fría. De  todas formas, piensan continuar la lucha en un País Vasco asolado por la represión dictatorial, que les causará en última instancia su ruina.

LAS IMÁGENES DE ROBERT RAUSCHENBERG


 

La Fundación Juan March presenta la exposición, ROBERT RAUSCHENBERG: EL USO DE LAS IMÁGENES, que pretende reinterpretar su obra como una práctica esencial y estructuralmente fotográfica, que coincide con el centenario de su nacimiento, cuarenta años más tarde, en 1985, que la fundación organizase su primera exposición en nuestro país. A lo largo de su trayectoria, la manera habitual de trabajar del autor fue fotografiar y usar y reusar imágenes. Lo destacado es el cómo lo realiza, que supone además la experimentación de distintas técnicas de transportarlas al lienzo. La exposición se divide en seis secciones que marcan los hitos clave de su evolución a través de cinco décadas entre 1949 y 2000. La primera de ellas, se dedica a su práctica fotográfica, que arrancó en los años de formación en el Black Mountain College. Para el autor la cámara era un medio de comunicación fruto de su timidez. Pretendió en un principio fotografiar América palmo a palmo, pretensión que tuvo que abandonar por la enormidad del proyecto. Luego fotografió distintos países del mundo como el que realizó junto al pintor Cy Twombly por Europa y el norte de África en los años cincuenta.



El eje de la producción artística de Rauschenberg fue la experimentación y la incorporación de nuevas técnicas. De esta manera, en el principio de su carrera realizó los Blueprints (cianotipos), imágenes de objetos o cuerpos enteros obtenidas sobre papel fotosensible. Por la misma época, empezó con los llamados Combines (combinados), unas piezas concebidas a modo de collages tridimensionales, donde incluía fotografías tomadas de la prensa. Además, experimentó con la transferencia de esas imágenes ejerciendo presión y sirviéndose de disolventes. Son sus Transfer drawings (dibujos transferidos). Posteriormente, con la finalidad de reproducir una misma imagen en más de una ocasión, aprendió a realizar litografías, y sobre todo, serigrafías, tras visitar el taller de Andy Wharhol a comienzos de los años sesenta. De esta técnica fueron creadas las Silkscreen Paintings (pinturas serigrafiadas), que le llevaron a ganar el Gran Premio Internacional de la Bienal de Venecia de 1964. Una técnica que le permitía jugar con la escala y usar varias veces la misma fotografía. Unas imágenes que se presentaban con un orden aleatorio, aparentemente anárquico, pero que tenían en realidad, una lógica interna, sin jerarquías.



Un nuevo hito de su trayectoria, fue la realización de escenografías para espectáculos de danza junto a la coreógrafa y bailarina, Trisha Brown, en dos espectáculos, donde el artista empleó sus propias fotografías. En uno, Glacial Decoy (Cebo Glacial) caracterizado por cuatro pantallas donde se proyectaban; en el segundo, Set and Reset (Ajuste y reajuste), las serigrafió en una tela que sirvió de vestuario. Por otro lado, en 1984, presentó en las Naciones Unidas el proyecto ROCI (Intercambio Cultural Transoceánico Rauschenberg), que pretendía el intercambio cultural y diplomático con países que era imposible por su régimen político. Pensaba el contacto artístico produciría paz y entendimiento. Para ello durante los años ochenta viajó a la Unión Soviética, Alemania del Este, Tíbet, Cuba, México, Venezuela o China donde organizó una exposición con los resultados a partir de fotografías tomadas en cada uno de los lugares. 



A principios de los años noventa empezó a utilizar impresoras de inyección de tinta para reproducir sus imágenes y luego, transferirlas, lo que le ahorraba gran parte del trabajo. Su experimentación le llevó a transferir, de nuevo,  imágenes sobre un fondo de yeso, que recuerda a la pintura al fresco. La última sección termina con una serie de características autobiográficas realizada en huecograbado, llamada Ruminatios (Rumiaciones). Finalmente, recordar una de sus ideas, hoy de actualidad,  que es la necesidad de comprender  que la destrucción es el subproducto defensivo de la ignorancia y de las mentiras y que en último término la paz está en manos del único vehículo que queda sin corromper: el arte.



LA INFILTRADA DE ETA


 

La organización terrorista, ETA, fue creada en 1958 durante el franquismo. Al termino de la dictadura, en 1975, había asesinado a 45 personas. La llegada de la democracia supuso que parte de la organización abandonara las armas en favor de la lucha política. La otra seguiría la actividad violenta hasta su disolución en 2011. Solamente en los años ochenta, fruto de la misma, se produjeron 400 víctimas. En su trayectoria sangrienta, se recuerdan atentados masivos como el de Hipercor o el de la casa cuartel de Zaragoza. A mediados de los años noventa, la organización cambió de estrategia, además de atentar contra militares y policías, decidió atacar a los políticos, concejales, dirigentes y jueces, en la llamada socialización del sufrimiento. En esta época comienza la película, UN FANTASMA EN LA BATALLA, que cuenta la historia de una joven guardia civil infiltrada en ETA, a cuya misión se presta voluntaria desde Andalucía donde vive, a pesar que tiene que renunciar a su vida personal.



Amaia reúne condiciones adecuadas para infiltrarse en ETA: sabe hablar un poco eusquera, además de dominar inglés y francés por sus estudios de filología. Le favorece, también, su carácter solitario, metódico y ordenado. La manera para acercarse a la organización será trabajar en una ikastola dirigida por Begoña, que es un miembro destacado de la misma. Su origen, para contarlo cuando se lo requieran, será que nació en el País Vasco, y compatibiliza su trabajo con el cuidado de su madre enferma en una residencia de mayores de San Sebastián donde se desarrolla la acción. Sus simpatías con las ideas de Herri Batasuna le favorecen para su integración. Una de sus primeras labores será alojar a Arrieta, un miembro del aparato logístico, encargado del apoyo a los comandos. Así se encargará de dar las llaves del Renault 6 para cometer el atentado contra Gregorio Ordoñez.



La misión de Amaia es a medio y largo plazo, sin importarle los acontecimientos dramáticos que protagoniza la organización como asesinatos de políticos socialistas como Fernando Múgica o el exministro Ernest Lluch. Su objetivo es llegar al sur de Francia y estar lo más próxima posible a la dirección y descubrir los zulos o almacenes de armas y documentos. Antes, desde su piso en San Sebastián, logrará pasar la información de un teléfono móvil y la localización de explosivos junto a la detención de miembros de la banda, y lo más relevante, la localización del lugar donde tenían secuestrado a Ortega Lara. Con el tiempo, la protagonista, si quiere pasar a Francia, tiene que implicarse más, y participará en un supuesto atentado contra un guardia civil, a la que ella le dispara en un forcejeo. Fruto de ello, decide no utilizar más las armas, y dejar ETA con el pretexto de querer casarse. 



El asesinato de Miguel Ángel Blanco hará que regrese de nuevo al País Vasco. Esta vez, en medio de las detenciones de Begoña y otros miembros con los que había colaborado, que propiciará que sea trasladada al sur de Francia, donde será conductora en distintas acciones. Una actividad que le permitirá descubrir los zulos y las viviendas donde residía la dirección. Es la parte de más intriga de la película, cuando la banda sospecha que está infiltrada al multiplicarse las detenciones de la policía, y no les basta con asesinar a un topo, sino que ponen el foco en la misma Amaia, hasta el momento libre de sospechas, y que sabía guardar las distancias para no ser descubierta. Agustín Díaz Yanes demuestra su sabiduría en el tratamiento de la historia: sobria, precisa, llena de silencios, de peligro por la impostura de la protagonista, siempre en el filo de la navaja; de ritmo pausado, pero implacable, solamente alterado por la música italiana que utiliza para comunicarse con su jefe. 

LA FOTOGRAFÍA EDWARD WESTON


 

La fundación Mapfre presenta la exposición, EDWARD WESTON. LA MATERIA DE LAS FORMAS, una antológica de la trayectoria fotográfica de este maestro a través de casi doscientas obras, centrada principalmente en la época de entreguerras hasta los años cuarenta. Contribuyó, junto a figuras relevantes como Paul Strand y Alfred Stieglitz, a la emancipación de la fotografía de otras disciplinas artísticas. De hecho, pronto abandonaría la corriente pictorialista para desarrollar todas las capacidades del medio con una originalidad extraordinaria. Trató con su cámara diversos géneros: retrato, naturaleza muerta, paisaje y desnudo. Su estilo es siempre riguroso en la técnica, la composición y la forma, en el que elimina lo accesorio e innecesario. El arte de la fotografía reside en el momento de tomar la imagen, que para él, es instintivo, que junto la inmediatez y la intensidad, son elementos esenciales de su talento creativo.



En su trayectoria son fundamentales los dos periodos en los que vivió en México, uno de ellos junto a Tina Modotti. Luego se establecería en California definitivamente, donde empezaría cualquier proyecto posterior, aunque ya en 1911, se había asentado allí al abrir su primer estudio fotográfico. La fama le llegó al final de su vida con sendas retrospectivas, primero en el MOMA de Nueva York, y luego en el Musée d´Art Moderne de Paris. Weston empleaba una cámara de gran formato para imágenes en blanco y negro muy detalladas y de nitidez extraordinaria. Según sus propias palabras, son fruto de un trabajo concienzudo donde experimentaba con la composición y la forma de los objetos. Destaca en su producción las naturalezas muertas, conchas, pimientos, restos vegetales, incluso excusados, que adquieren una percepción nueva tras su mirada subjetiva. Es la diferencia entre la materia en sí de las formas, a aquella que adquiere un valor artístico tras la mediación del autor.



Los cuerpos desnudos también son elaborados en la imagen en fondos muchas veces neutros para destacar el contorno nítido, que proporciona una visión escultórica de los mismos, de los que se toma unas veces detalles, partes anónimas como el torso, a otras, como el cuerpo entero, cercano o lejano en un paisaje de playa o en una piscina. La exposición muestra un extraordinario representación conjunto de paisajes naturales, principalmente de aquellos desiertos que rodean California, donde capta el relieve montañoso o los océanos de dunas; también, los acantilados, las pequeñas playas de piedras y las vegetaciones que crecen y mueren con el tiempo, a su orilla. En las formas representadas, igualmente tiende a ser seducido por los objetos singulares que encuentra por su aspecto, tanto vegetales como pétreos. El artista siempre es consciente de la fuerza generadora de la naturaleza que produce imágenes cambiantes a las que apenas puede captar. En los años cuarenta coincidiendo con la guerra mundial, su fotografía expresa un tono melancólico y denso, no sólo en los temas, sino en el tratamiento de las texturas y la luz, que alude a la decadencia, la finitud y la muerte. Así, viaja por el país tomando imágenes para ilustrar la obra de Walt Whitman, Hojas de Hierba, que quedaría interrumpido por el conflicto. Las mejores imágenes del periodo hasta su fallecimiento son las que realiza en la región costera de Point Lobos, California, donde residía.



ESTÉTICA DE LO DESENFOCADO


 

El CaixaForum de Madrid presenta la exposición, DESENFOCADO. OTRA VISIÓN DEL ARTE, que reúne un conjunto amplio de pinturas, esculturas, fotografías, vídeos e instalaciones, de diferentes artistas entre finales del siglo XIX hasta la actualidad, que expresan un procedimiento peculiar del arte para acercarse a la representación. Frente a la delimitación precisa de los contornos de las figuras y formas, se encuentra la imagen borrosa, imprecisa, que añade un significado al contenido de la obra. Esta manera de actuar de los artistas en la utilización del difuminado, la podemos encontrar en la historia del arte, pero será en los albores del arte contemporáneo cuando se concrete el empleo del flou, con una intencionalidad precisa. Así, lo observamos en la pintura de Monet o en las primeras fotografías de la historia.



La exposición se organiza en cuatro secciones y un preámbulo: En las fronteras de lo visible; La erosión de las certezas; Elogio de la indefinición; y Futuros inciertos. El recorrido por las obras y los más variados autores nos hace partícipe de la experimentación desarrollada por ellos. Unos influidos por las visiones, no del todo precisas todavía del cosmos o de la investigación de la materia o del color; otros, en su camino hacia la abstracción. De esta manera, la realidad, no tiene una lectura unívoca, sino plural, fruto de nuestra experiencia que se desarrolla en el tiempo. Las obras presentadas de Thomas Ruff, Gerard Richter, Has Hartung, Soledad Sevilla y Mark Rothko, son muy significativas. En el siguiente apartado, el desenfoque se emplea para tratar el pasado histórico, sucesos violentos o acontecimientos dramáticos, como el Holocausto, el atentado de las Torres Gemelas, el fenómeno de la inmigración o la violencia racial. Los artistas, en este caso, tratan de dar testimonio de algo, denunciarlo o señalar lo que no se quiere ver u olvidar.



El desenfoque, además, nos muestra un mundo que es difuso, donde la identidad es también indefinida, borrosa, de la que surgen retratos peculiares e inciertos. Alberto Giacometti afirma que ya no sé quién soy, dónde estoy, ya no me veo..., mientras el visitante observa una de sus esculturas junto a una fotografía de formas vaporosas en blanco y negro. El cineasta Sébastien Lifsntiz, en su obra, Mi vida desenfocada. El inventario infinito, presenta un conjunto de fotografías amateur de su colección con la característica que son fallidas, desenfocadas por el movimiento o la falta de luz, que adquieren un nuevo valor por esta razón y hacen surgir lo imprevisto. El último apartado nos habla del futuro, de un tiempo de incertidumbre que se inició con la pandemia, con las amenazas constantes de la realidad. Observamos una fotografía de Nan Goldin de los primeros tiempos de la cuarentena en New York a modo de naturaleza muerta, y una frase también destacada, La imagen no es más que un cristal en el que se deposita el vaho del tiempo vital.



CERVANTES EN ARGEL


 

Miguel de Cervantes se encuentra en el culmen de la historia de la literatura universal. El Quijote se considera como la primera novela moderna que alcanzó la fama desde el momento de su publicación muy a comienzos del siglo XVII. Sin embargo, del autor, madrileño de nacimiento, apenas se conocen referencias a su vida personal, muchas de ellas perdidas en los archivos. Podemos aproximarnos a través de su obra, desde el portentoso señor de La Mancha, que no sólo cuenta sus aventuras, sino introduce otras nuevas de todo tipo, que son reflejo de la sociedad y mentalidades de un época en los reinos hispanos. Además, son prueba, de su capacidad de fabular, de contar historias. La película, EL CAUTIVO, escrita y dirigida por Alejandro Amenábar, nos habla del Cervantes íntimo durante su cautiverio en Argel entre 1575 y 1580, y de su talento de escritor y de hombre de acción que lucha por alcanzar la libertad.



Miguel de Cervantes fue apresado a su regreso a España tras su participación en la batalla de Lepanto contra los turcos. Llevaba con él una carta del mismísimo Don Juan de Austria que le permitía el regreso, pues según la película tuvo que exiliarse en Italia, tras un oscuro duelo, tras las sospechas de una relación inadecuada entre el humanista López de Hoyos, su maestro, y él. En Argel, tras considerarse un prisionero de prestigio, va a depender directamente del mismo Hasán Bajá, el gobernador de la ciudad, en vez de ser vendido como esclavo. Residirá un un patio porticado junto al palacio con otros caballeros y religiosos en espera de un rescate cuantioso de su familia. Pronto destacará la personalidad de Cervantes entre los prisioneros, sobre todo cuando empiece a contar historias que entretienen a sus compañeros. Su éxito, llegará a oídos del Bajá, que le llamará al palacio para escucharle.



El Bajá le concede un día de libertad por cada historia que le cuente. De esas horas fuera del presidio puede conocer la ciudad y sus gentes, a los artesanos y comerciantes, donde se mezclan cristianos y musulmanes, personas de todas las razas y orientaciones sexuales, perseguidas en su país. Poco a poco, el interés del Bajá, un veneciano convertido al islam, se centra en su persona, se enamora de él. Cervantes aprovechará la confianza del dignatario para urdir planes de fuga con sus amigos dentro del presidio. Uno resulta fallido por la traición de uno de ellos, otra exitosa, que casi le cuesta su vida. Pero, con el tiempo, alcanzará la seguridad por la relación afectiva que mantiene. Al final, tendrá que tomar una decisión, o irse con Hasán a Constantinopla, o regresar a Castilla, donde han logrado reunir un cuantioso rescate. Será elegida la segunda opción para desarrollar su carrera literaria, para que sea leído por el público, demostrada su inventiva continua y la calidad de su escritura.



La película parece fruto de una labor de preparación y búsqueda de información de lo que sucedió realmente en Argel. Sin duda, hay hechos inventados, pero otros son reales junto a los personajes con sus nombres que intervienen en ella. La mejor prueba es el mismo Quijote, cuya creación aparece en muchos detalles que el observa y experimenta en presidio para luego llevarlos a la monumental novela; la propia definición del talento del joven escritor repleto de cuentos y vivencias que se trasladan al lector una tras otra o a la par, y se modifican según su albedrío, producto de una creatividad infinita.

UN SIGLO DE LA CÁMARA LEICA


 

El Centro Cultural de la Villa, Fernán Gómez, presenta la exposición, LEICA. UN SIGLO DE FOTOGRAFÍA, que forma parte de los actos conmemorativos de los cien años desde la presentación de la cámara Leica I en la Feria de Leipzig de 1925. Una cámara inventada por el técnico y fotógrafo aficionado, Oskar Barnack, y fabricada en serie por el empresario Ernst Leitz, asumiendo un riesgo importante que resultó provechoso, pues supuso una revolución en el medio desde ese momento, al utilizar una película de 35 mm, horizontal. Los pesados aparatos pasaron a ser ligeros y portátiles para captar la realidad de la calle y cualquier acontecimiento relevante que sucediese. Por estas razones, y por la calidad de las imágenes resultantes, en imprescindible para los grandes fotógrafos del siglo XX, hasta nuestros días. Aquellos que buscaban reflejar un instante afortunado, o la crudeza de los enfrentamientos bélicos.



Sabemos que fue la cámara empleada por Robert Cappa, Agustí Centelles y Antoni Campaña, en la Guerra Civil española, de la que la presente exposición muestra dos imágenes icónicas. Fue, por tanto, esencial, para el fotoperiodismo contemporáneo que se abría paso por aquellas fechas. Los fotógrafos españoles de posguerra, igualmente la emplearon, como Oriol Maspons, Joan Colom, Ricard Terré, Gabriel Cualladó, Gonzalo Juanes, Alberto Schommer, Ouka Lele, Cesar Lucas, Navia, Paco Gómez, Alberto García-Alix, y un largo número de ellos de los que se muestran imágenes. Lo mismo podemos decir de los maestros internacionales, con fotografías icónicas de Elliott Erwitt, Sebastiao Salgado, René Burri, Steve McCurry, Bruce Davison, Joel Meyerowitz, y Alberto Korda, entre otros, representado por el retrato más famoso del Che Guevara.



La presente exposición se organiza en distintas secciones temáticas, desde las primeras imágenes del archivo de la marca, hasta mostrar imágenes de la gente, la sociedad, la calle, el paisaje, o la mujer. Una sala específica está dedicada a los distintos modelos y aportaciones realizadas por Leika a lo largo de la historia. Una cámara gigante es el centro de la misma. En un lateral, los distintos modelos que salieron al mercado hasta la actualidad. En la pared del fondo nos cuenta su desarrollo. Sabemos que sus innovaciones aparecen recientemente en las cámaras de los móviles, y como complementos de otras marcas proporcionando un prestigio añadido, que como sabemos, ha sido labrado a través del tiempo, desde hace cien años, añadiendo fiabilidad y prestigio, para una cámara de alta gama.



ENCUENTRO CON EL PASADO


 

Los hijos heredan de sus padres un conjunto de rasgos genéticos que les hace parecidos físicamente a ellos. El color de los ojos y del pelo, la altura y la forma del cuerpo, incluso el carácter. Interviene, además, la convivencia familiar durante la infancia y la adolescencia, la educación singular a diario. Los accidentes de la vida pueden provocar que esta segunda influencia de los padres desaparezca, al quedar los hijos huérfanos, desamparados, y sea otro ámbito familiar quien los acoja con sus propias circunstancias. Muchos jóvenes que fueron adoptados siendo niños con el tiempo quieren conocer su verdaderas raíces, su progenitores biológicos, las causas de sí mismos. Es lo que sucede a la protagonista de la película, ROMERÍA, escrita y dirigida por Carla Simón, en la que Marina, una joven adoptada, que vive en Barcelona, viaja a Vigo para sacar la partida de defunción de su padre, necesaria para obtener una beca para estudiar en la universidad.



Marina se encuentra en Vigo que no aparece en el registro civil como hija de su padre Alfonso Piñeiro, por lo que tiene que pedir ayuda a la familia, que la estaba esperando. Lleva como guía el diario de su madre, que tuvo una relación con su padre de varios años en la década de los ochenta. Todavía viven sus dos abuelos y cuatro tíos con numerosos primos. Uno de ellos la acoge en su casa y en su barco; otro, sin hijos, todavía recuerda aquellos años de fiesta continua y drogas; una de las tías lleva un taller de vestidos de novia, y otra, más joven, intima con ella. Los recuerdos son fragmentarios. No todos estuvieron en la ciudad coincidiendo con sus padres. Ayuda las fotografías que todavía decoran las paredes. Visita el edificio donde vivieron, y el barco deteriorado, donde atravesaron el Atlántico. Descubre aquellos años de la movida continua, el grupo de antiguos amigos de sus padres, y su consumo de drogas y otras sustancias, además del tráfico de drogas por lo que alguna vez fueron detenidos.



Sus padres vivieron, por tanto, en un continuo desenfreno hasta que se deterioraron por la adicción a la heroína, y el sida. Los abuelos eran propietarios de un astillero, y les proporcionaron a veces recursos para vivir. Cuando se separaron, ya no se volvieron a juntar, uno en Vigo, otra en Barcelona, embarazada. Primero murió el padre, luego la madre. Marina quedó con los recuerdos principalmente de la madre. Lo destacado de la película es la forma que tiene Carla Simón de contar esta historia inspirada en su propia biografía. Por una parte, mezcla las imágenes de la misma con otras grabadas por la cámara de vídeo que lleva la protagonista, y que toma según visita los lugares significativos. Por otra, en un momento dado de la narración, aparece la secuencia de la convivencia de su padres jóvenes en los ochenta, con la peculiaridad, que quienes les interpretan, son los mismos actores que en el presente, su primo mayor como su padre, y ella, como su madre, en la mayoría de las escenas. Una auténtica simbiosis de dos épocas diferentes, expresión de los deseos y sueños no complidos, de la recuperación de una memoria perdida.

POESÍA DE LA PINTURA


 

Desde antiguo se ha dicho que la poesía es la pintura que habla, y la pintura poesía muda. Ambas disciplinas artísticas buscan expresar la belleza de la naturaleza. Una belleza que se encuentra en los paisajes o en las acciones humanas influenciadas por la felicidad que proporciona el amor. Además los sucesos de los hombres vienen condicionados por el azar o por la fuerza de las circunstancias que determinan sus acciones, motivadas, tal vez, por la divinidad. De ello trata la película, AMOR EN CUATRO LETRAS, dirigida por Polly Steele, basada en la novela de Niall Williams, en la que la vida de sus protagonistas transcurre paralela, relativamente cerca, para cruzarse en un momento esencial, al mostrar que era el destino ideal, el deseo más esperado, a pesar de los avatares del mismo.



La película parte de dos historias paralelas ambientadas en la Irlanda de los años setenta. Una en Dublín donde vive Williams, un funcionario aburrido de su trabajo, que un día decide por iluminación divina, dedicarse a la pintura. Para ello, abandona a su hijo y a su mujer. Otra, la de una familia que vive en una isla del oeste, cuyo progenitor es maestro y a la vez poeta, acompañado de un hijo varón y una chica, Isabel. Según el destino, Williams se trasladará a pintar las costas del oeste; mientras, Isabel, tras el accidente que paraliza a su hermano, es enviada a un colegio de monjas interna. Con el tiempo, el primero regresará a la capital, pues su mujer ha enloquecido y se encuentra mal de salud; la segunda, encontrará el amor en un joven que le gusta la música y trabaja con su madre en una tienda de ropa, con quien se casará. 



Williams, una vez fallecida su mujer, vuelve a la costa oeste, le sigue, sin saberlo, su hijo Nicholas. Descubre a su padre vagabundo, sin rumbo, cerca del mar. Un accidente hace que las pinturas que portaban sean destruidas, salvo una. Entonces, regresan a Dublín, donde Williams, prende fuego a su casa con él dentro, mientras Nicholas estaba estudiando. Un compañero de trabajo del padre, le acoge en su casa. Tiempo atrás había comprado la pintura que se había salvado para ayudarle económicamente. Una pintura que se convirtió en el premio en un concurso de poesía en la costa oeste. Nicholas, interesado por ella, parte hacia ese lugar, y en concreto, una isla, frente a ella. Allí descubre, que quien ganó el concurso era Muiris Gore, el maestro, que la tenía en su casa. Pero lo más importante, es que le acogen en su casa, donde termina enamorándose de Isabel, en ese momento casada, que viene a ver a su hermano, paralizado y sin habla.




Nicholas terminará quedándose en el hogar de los Gore, porque su llegada coincide con la recuperación del hermano de Isabel, que como el resto de su familia, le ven como la causa determinada por el destino de la felicidad recobrada de la familia. Sin embargo, su propia felicidad consiste en amar a Isabel, que vive a distancia en tierra firme junto a su marido. Para ello, decidirá comunicarle su amor a través de varias cartas. Las primeras bloqueadas por la madre, que no quiere que su hija rompa su matrimonio a pesar de no ser adecuado. Luego, apoyadas, en un final poético donde toda la historia logra sentido, representado por aquella pintura, que hizo un largo viaje a donde fue creada.


EL REGRESO DEL HÉROE


 

Las guerras se sabe cuando comienzan, y hasta cierto punto sus razones o los motivos para iniciarlas, pero no cuando terminan. Las consecuencias para el destino de los seres humanos son fundamentales. Así está escrito desde los orígenes de nuestra civilización occidental en forma de mitos, como nos contó Homero en sus dos poemas épicos, La Ilíada y La Odisea, centradas en la guerra de Troya, donde héroes y hombres, según lo establecido por los dioses, se enfrentaron en una larga contienda. Fue el regreso de Ulises a su patria, Ítaca, el tema del segundo, tras superar numerosos obstáculos por el camino. Allí llegó a sus costas maltrecho y herido física y espiritualmente para encontrarse con su esposa Penélope y su hijo Telémaco. Nos lo cuenta la película, EL REGRESO DE ULISES, dirigida por Uberto Pasolini, centrada en los esfuerzos para hacerse de nuevo con el poder en la isla de la que era rey.



Ulises fue uno de los héroes griegos victoriosos en Troya. Ideó la estratagema de fabricar un enorme caballo de madera para entrar en la fuertemente amurallada ciudad asiática. Pero el regreso a su tierra por mar fue accidentado, lleno de los más diversos peligros que diezmaron a sus compañeros de lucha. En Ítaca, se encontró su reino arruinado. Su mujer, Penélope esperaba su regreso mientras era pretendida por despiadados guerreros para hacerse con sus riquezas. Un porquero le ayudó a recuperarse de sus heridas, y le informó de la situación. Él se consideraba ya otro hombre tras el largo y despiadado combate en la guerra. Se consideraba culpable de las muchas muertes producidas. También había perdido aquellos compañeros que le siguieron. Ante la situación desesperada del pueblo y el vandalismo de los pretendientes, decidió actuar, pues incluso querían asesinar a su hijo Telémaco.



Ulises con ayuda el porquero y vestido como un mendigo, logró introducirse en el palacio. Penélope tejía un vestido por el día, que por la noche deshacía. Era un manto para la boda, que tras su elaboración, sería el momento de decidir a quién escogería. Un día hablaron entre ellos, sin saber Penélope su identidad, interesada porque contaba haber luchado en Troya. La vieja nodriza cuando le aseaba tras la charla con su señora, le reconoció por unas cicatrices de su infancia. Pero le prometió que no diría nada. Posteriormente, Penélope comunicó a los pretendientes que era incapaz de escoger un nuevo marido e ideó una prueba para elegirle. Deberían primero tensar el arco de Ulises y luego disparar una flecha que atravesase unas hachas en fila con un agujero. Ninguno lo pudo hacer salvo el mendigo, que incluso logró completar la prueba. De esta manera, pudo descubrir su verdadera identidad, instante que aprovechó para matar a todos los pretendientes que habían puesto en jaque a su mujer y a su reino.

MUJERES DE TEHERÁN




Se ha dicho que la literatura, la lectura de los grandes clásicos, permiten ampliar la experiencia humana de por sí limitada por las condiciones de nuestra vida. El estudio de los libros ayudan a comprender el mundo y nos conducen a la libertad. Por ello, en determinadas épocas, se han prohibido o incluso quemado, antesala de la propia represión de las personas. Es lo que sucedió en la Revolución Islámica de Irán a finales de la década de los setenta del siglo pasado, cuando calló la monarquía del Sha de Persia, que en vez de abrir el país a un régimen de libertades, las limitó en favor de una dictadura religiosa o moral, donde los libros occidentales eran vehículos del mal. Esto nos lo cuenta la película, LEER LOLITA EN TEHERÁN, dirigida por Eran Riklis, basada en la novela autobiográfica de Azar Nafisi, una joven profesora universitaria de literatura que regresó con su marido a Irán con motivo de la llegada del Régimen de los Ayatolas.






Azar Nafisi va a vivir en primera persona la conversión obligatoria de su país en una dictadura islámica, donde la mujer va a ser relegada según la autoridad de los hombres. Será una experiencia progresiva como profesora de universidad. De vestir a la manera occidental, a tener que usar el hiyab, cubriéndose el pelo y el resto del cuerpo. De reflexionar sobre las vertientes de la condición humana, a ser limitada la perspectiva según la tradición islámica, donde no se separa el Estado y la religión, que se convierte en el único argumento que rige las relaciones sociales. Queda, por tanto, coartada cualquier esperanza o libertad individual. La persona, especialmente, las mujeres deben renunciar a su desarrollo, a su futuro, y supeditarse a la voluntad de su marido o padre. La lectura y el estudio de libros fundamentales de la literatura, pueden servir para escapar y contradecir la opresión del régimen autoritario.






La protagonista comienza su enseñanza con autores como Scott Fitzgerald y su obra El gran Gatsby, ambientada en los años veinte; luego con la novela, Lolita, de Vladimir Nabokov, que a las alumnas les inspira tratar temas como el adulterio o la libertad sexual, así como el control y dependencia de un hombre mayor frente a una joven indefensa. Ellas han sufrido en la universidad la represión a golpes de la policía, incluso el encarcelamiento, y para algunas la pena de muerte. Azar Nafisi, ante esta situación, tiene que abandonar la docencia pública, para refugiarse en las clases particulares en su casa, que se convierte en un ámbito de libre pensamiento. Allí, junto a unas pocas alumnas, puede seguir tratando obras de autores fundamentales como Henry James o Jane Austen, de cuya novela, Orgullo y prejuicio, extraen sabias reflexiones.




Para Azar Nafisi y este grupo de mujeres, los libros, son una forma de escapar de la represión dictatorial en el vestido, en el pensamiento; también, de los malos tratos que ejercen sus maridos enterados de sus reuniones; una forma de compartir experiencias y conocimientos personales, acallados por la sociedad. Sin embargo, llega el momento, que no queda otra solución que el exilio, salir del país que una vez abrió las puertas a la esperanza, a un futuro mejor, pero que en ese tiempo lo cercenó de manera definitiva.

LA FOTOGRAFÍA DE DUANE MICHALS


 

La Fundación Canal presenta la exposición, DUANE MICHALS. EL FOTÓGRAFO DE LO INVISIBLE, que reúne 150 obras de este original y precursor maestro de la fotografía conceptual. Un artista que trata de llevar a imagen su pensamiento desde distintas perspectivas. Pretende, así, un cambio formal en contraposición al método de Cartier-Bresson, interesado en capturar el instante decisivo que encuentra en la realidad. Con él nos apartamos de ella, para adentrarnos en los terrenos de la imaginación, en la visualización de conceptos abstractos de la existencia o la filosofía, los sueños, de la intuición, la indignación y la revelación, que constituyen los capítulos en los cuales se puede organizar su obra. En consecuencia, pretende, igualmente, un cambio de contenidos, unos básicos, otros más profundos, e incluso personales sobre su familia. Para ello, utiliza recursos técnicos como la doble exposición, el movimiento de la imagen, los difuminados. El resultado es sencillo, pero efectivo y sugerente para el observador.



Duane Michals apuesta por una fotografía narrativa. Por un lado, presenta varias imágenes en forma de secuencia sobre un tema propio como La condición humana, El abuelo se va al cieloEl espíritu abandona el cuerpo, Encuentro casual, El sueño de la chica joven o El hombre del saco. Por otro, utiliza un texto escrito que acompaña una imagen, que explica, añade elementos para su comprensión, como en Aquí hay cosas que no se ven en la fotografía o La parte más hermosa del cuerpo de un hombre y de una mujer. Su original visión queda manifiesta, de la misma manera, cuando realiza retratos de personajes relevantes y famosos, en los que busca proximidad con un contexto natural, lejos de cualquier posado convencional. De ellos sobresalen los de Pasolini, Andy Wharhol, Joseph Cornell, y Tilda Swinton. Pero, los que mejor reflejan al personaje, son los realizados del pintor Magritte, de quien declaró que le liberó, le enseñó un camino singular para la fotografía en diálogo con el surrealismo. Una biografía y un vídeo explicando alguna de sus series, culminan la visita de las mejores imágenes de este artista hoy nonagenario.



MEMORIA RECONSTRUIDA DE UNA MUJER


 

El Museo del Romanticismo presenta la exposición, ADELAIDA, MERCEDES HAUSSMAN Y JORGE SANTIAGO, dentro del Festival PhotoEspaña 2025, que reúne un conjunto significativo de fotografías originales, carte de visite, cabinet y otros formatos entre mediados del siglo XIX y principios del XX correspondientes a la vida de Adelaida, pertenecientes a los estudios más relevantes de la capital y otras de autores desconocidos. De niña retratada por Pedro Martínez de Hebert, hasta de adulta, por los estudios de Eduardo Otero y Manuel Alviach. La podemos observar sola o con su marido y su amplia familia, ya mayor. Otras imágenes de la exposición son ampliaciones de originales antiguos, y en una vitrina podemos conocer los retratos de su marido y sus padres, pertenecientes a la pequeña nobleza y la burguesía de entonces, asociados a documentos originales como su dote de matrimonio, el libro de administración de un edificio en Lavapiés, que le proporcionaba rentas, o las esquelas mortuorias de su marido, Francisco de Arespacochaga y Montoro de 1898, y la papeleta de enterramiento de la propia Adelaida en el patio de San Millán por el año de 1920.



Por si no fuera poco con los documentos expuestos, se exponen un conjunto de supuestas imágenes de la vida de Adelaida, creadas por Jorge Santiago y Mercedes Haussman, mediante IA, que amplían el conocimiento visual de la protagonista, de sus ocupaciones y vida social, pues, además de verla posando para ser retratada por los mejores estudios madrileños desde niña, la vemos desarrollando una vida independiente como viuda, cuando tiene que administrar las rentas que mantienen su estatus social. Nos encontramos, así, de una memoria reconstruida, donde las limitaciones de los documentos originales, son ampliadas por esta potente herramienta digital de nuestros días, desarrollando nuestra imaginación, sin falseamientos innecesarios o deformantes. Subrayar que Adelaida fue una antepasada, familia, de Mercedes Haussman, la propietaria de la colección fotográfica y documental, y coautora de las imágenes digitales, .



EL COMPROMISO DE ENRICO BERLINGUER


 

Durante los años setenta del siglo pasado, pervivía la división del mundo entre el occidente capitalista y el este comunista. Existía un equilibrio geopolítico determinado por las grandes potencias nucleares que lo encabezaban, EEUU y la Unión Soviética. Se enfrentaban en la periferia en conflictos limitados para proteger sus áreas de influencia. De esta manera llegaban a desestabilizar países y apoyar cambios de gobierno y golpes de estado. Tal situación pudo verse alterada con la posibilidad de que en Europa el Partido Comunista Italiano pudiese alcanzar el gobierno. Esto nos lo cuenta la película, LA GRAN AMBICIÓN, dirigida por Andrea Segre, entorno a la figura de su secretario general, Enrico Berlinguer, entre 1973 y 1978, años cruciales de su carrera política cuando el partido consiguió una representación superior al 30% de los votos.



Enrico Berlinguer fue un líder comunista carismático, que por sus ideas y actuación, atrajo a un número elevado de votantes, uno de cada tres italianos. La película arranca con el golpe de Estado en Chile contra Pinochet, y un posible atentado contra él en una visita a la Bulgaria dentro del Telón de Acero, hechos que le van a influir, para defender el denominado Eurocomunismo, una vía propia, democrática e independiente para conseguir el socialismo. Para ello, pensaba que solamente la unidad de los partidos de izquierda, incluso si superaban el 50% de los votos, no era suficiente para gobernar sin riesgos. Era necesario un gran consenso, el llamado compromiso histórico con la Democracia Cristiana, un amplio espectro de las clases trabajadoras, para conseguir avanzar el país mediante reformas de todo tipo, para superar la profunda crisis política, social y económica que tenía. El objetivo era conseguir un sistema socialista democrático e independiente de la órbita de Moscú.



Italia vivía por aquella época los años de plomo, atenazada por la crisis política de gobiernos inestables, la social que sumía a los trabajadores en grandes dificultades, y la económica provocada por la subida de los precios del petróleo. Además, el terrorismo tanto de extrema derecha como de izquierda, provocaba numerosas víctimas. Enrico Berlinguer, ante estas circunstancias, apostaba por el acuerdo con la Democracia Cristiana, sin renunciar a defender las políticas socialistas. La solidaridad frente a la competitividad y el individualismo capitalista, y una sanidad y una educación de calidad para todos frente a la apropiación de riqueza y el consumismo exacerbado. Así, con el respaldo de un número elevado de votos, que le hacían imprescindible para formar cualquier gobierno, pudo empezar a negociar primero con Gulio Andreotti, que le llevó al poder mediante su abstención; luego, tras su caída, más en secreto, con Aldo Moro, pero su secuestro y ejecución por las Brigadas Rojas, causaron el fin de su política de consenso.



Mientras Enrico Berlinguer estuvo al frente del PCI, tuvo un respaldo mayoritario entre la clase trabajadora italiana. A su muerte, a mediados de los años ochenta, el mundo bipolar de enfrentamiento entre dos bloques, tocaba a su fin. Triunfaba el neoliberalismo y el conservadorismo del presidente norteamericano Ronald Reagan y Margaret Thatcher. El papa Juan Pablo II apoyaba la libertad en Polonia frente al comunismo. Nos preguntamos que pensaría sobre el gobierno de extrema derecha de Giorgia Meloni. Por ello, esta película basada en hechos reales y fundamentada por documentos escritos y visuales, resulta necesaria frente a la supresión de los derechos de los ciudadanos que trae el neofascismo.