Bailar puede convertirse en una forma de vida, sobre todo si lleva aparejada un determinado tipo de música y el desplazamiento a lugares aislados, a los que asisten gentes convocadas por las redes sociales de los más diversos puntos de Europa. Son las famosas raves o fiestas de música electrónica de carácter ilegal, que se organizan sin descanso durante varios días. Sus protagonistas se desplazan en caravanas principalmente aprovisionados de todo lo necesario para subsistir en el camino y en los días de fiesta, cuando se disfruta de la música y los juegos visuales. Muestran una estética próxima al punk, alternativa, y posindustrial, que les hace parecer protagonistas de la famosa película, Mad Max, que recrea un mundo destruido, donde los recursos son escasos, pero imprescindibles para la existencia. Este es el contexto de la película, SIRAT, escrita y dirigida por Oliver Laxe, reciente ganadora del Premio del Jurado del pasado Festival de Cannes.
La historia comienza con la búsqueda que realizan un padre junto a su hijo menor de su otra hija de la que no tienen noticias en una rave situada en un lugar apartado de Marruecos. Reparten folletos con su retrato y un número de teléfono. Allí habían ido con su pequeña furgoneta para mezclarse con el peculiar público asistente, durante el día y la noche, sin obtener resultados. Nadie la conoce, ni se ha cruzado con ella. Sólo descubren que hay otra fiesta más al sur de Marruecos junto a la frontera con Mauritania. La intervención del ejército por cuestiones de seguridad, hace que los asistentes sean obligados a irse en orden. En un momento dado, dos caravanas, huyen de la formación impuesta por los soldados a su nuevo destino. El protagonista, que los reconoce, los sigue de mala manera con el objetivo de proseguir la búsqueda.
Se inicia, de esta manera, el verdadero camino hacia ninguna parte que emprenden los tres vehículos. Recorren al principio un trayecto en carretera, pero luego se introducen en pistas de tierra por zonas deshabitadas, normalmente pedregosas y llenas de baches, otras atravesando una ruta de pasos estrechos y montañosos. Los miembros del grupo se ayudan entre ellos para seguir hacia adelante compartiendo alimentos y combustible. También si encuentran dificultades al tener que atravesar un pequeño río. Pero de forma inesperada, sucede un accidente fortuito, impactante para el espectador. Luego, buscan la manera de pedir ayuda, que no la encuentran, finalmente, los diezma la tragedia en medio del desierto. Solamente tres podrán sobrevivir. El título de la película alude al camino entre el infierno y el paraíso o viceversa, una ruta muy fina y peligrosa. Es la ruta que han experimentado los protagonistas y a la que hemos sido testigos los espectadores.