ANDY WARHOL Y JACKSON POLLOCK


 

El Museo Thyssen presenta la exposición, WARHOL, POLLOCK Y OTROS ESPACIOS AMERICANOS, que reflexiona a través de un conjunto magnífico de obras de dichos artistas y sus contemporáneos, sobre la relación entre sus formas de entender y aplicar la pintura, más allá de las clasificaciones historiográficas. Según éstas, uno es la máxima figura de la pintura abstracta, y otro, del arte pop. Pero sabemos que el primero evolucionó desde la figuración, y muchas veces mantuvo restos de la misma en sus lienzos, elaborados por medio de capas de pintura aplicadas de forma particular por el artista. También, que Warhol sitió siempre fascinación por Pollock, por tener una obra suya en su colección, o por su prematura muerte en accidente de coche, que le influiría para representar hechos similares. El relato de la exposición demuestra cómo Pollock en los años cuarenta se apartó de la figuración evidente, y Warhol, posteriormente, se inclinó por la representación de objetos de los medios de masa, sin ser campos opuestos, manteniendo fronteras difusas.



La exposición se divide en seis apartados. El primero, El espacio como negociación: Figura y fondo, otra vez, nos sitúa en un momento de partida en la evolución de Pollock cuando abandona la figuración hacia la abstracción progresiva. Se muestra, igualmente, la decisión del propio Warhol de elegir la botella de Coca-Cola, fría, sin pinceladas perdidas. Ambos, sin embargo, coincidentes, a su manera en cuestionar la relación tradicional entre esos elementos fundamentales. La segunda, denominada, Rastros y vestigios, no sólo se ciñe a los protagonistas, sino a una serie de artistas que podríamos situar entre la abstracción y la figuración, una vez roto los límites estancos establecidos por la historiografía. Unos heredan de Warhol, el gusto por la repetición y la imagen seriada, como Robert Rauschenberg, otros, la energía del trazo y la corporalidad del proceso pictórico como Marisol Escobar, artista venezolana, o Anne Ryan y Perle Fine.



En el tercer apartado, El fondo como figura, reflexiona cómo el primero se convierte en el segundo, transformando la visión tradicional. Sobresalen las obras de Warhol en las que emplea la técnica fotográfica, acompañadas por las de Sol LeWitt y Cy Tombly. Unas obras que juegan con los encuadres fragmentados, la simetría y las imágenes seriadas, una característica que la convierte en fondo. La trágica muerte de Pollock está presente en la cuarta sección, Repeticiones y fragmentos. Un suceso que alimentó en Warhol un interés obsesivo por la muerte y los accidentes, ilustrado con dos obras, Choque óptico de automóviles, de 1962, y Desastre blanco I, de 1963. Destaca, además, las diez serigrafías dedicadas a la silla eléctrica, que impactan en el espectador según entra en la sala. Si hay un apartado donde hay una aproximación entre los dos autores, es el quinto, llamado, Espacio sin horizontes, donde el artista pop emplea su orina, sus propios fluidos para pintar sobre lienzo y sobre cobre, en Pinturas de orina y Oxidaciones. De esta manera, sigue el procedimiento  de Pollock al poner su cuerpo sobre la obra.



El último apartado, El espacio como metafísica, nos habla sobre la angustia existencial de la contemplación contemporánea. Una tensión y un vacío que se encuentra en el propio espectador. Para ello se establece el paralelismo entre la serie Sombras de Warhol y los campos de color de Mark Rothko. El primero vuelve al tema de la muerte, pero no solo biológica, sino la ausencia del sujeto y la despersonalización, la perdida de identidad en la sociedad moderna. El recorrido, además de este último espacio desolado, tiene un subespacio final de videos que retratan en primer plano a personalidades de su época como Bob Dylan, Susan Sontag, entre otros. Componen, así, un recorrido extraordinario, en primer lugar sobre la obra de Andy Warhol, de quien se muestra una perspectiva totalmente novedosa, acompañada de ejemplos significativos de Pollock, y de otros artistas, con quienes entabla un diálogo fructífero.



DELIRIO EXTRATERRESTRE


 

La humanidad se ha vuelto vulnerable tras la pandemia del Covid. Se ha dando cuenta que podría perecer de forma masiva por una nueva enfermedad. Los adelantos en la investigación médica la pudieron atajar relativamente rápido mediante las vacunas. Además, fue esencial la acción de la comunidad internacional cerrando fronteras e implantando duros confinamientos. Muchos no vieron con buenos ojos lo que consideraron una privación de la libertad individual: tenerse que inyectar un producto totalmente desconocido y permanecer en los hogares sin apenas poder salir. Igualmente, se vio como la actividad de los sectores económicos se redujo, y en consecuencia, la riqueza. Por otro lado, cada vez son más evidentes, las consecuencias del cambio climático en forma de grandes catástrofes naturales, las prolongadas olas de calor y la degradación del medioambiente. No es de extrañar la proliferación de teorías conspiratorias fruto del miedo o la incertidumbre que padece la sociedad, y que son difundidas por Internet. Este es el contexto de la película, BUGONIA, del director Yorgos Lanthinos, que cuenta como dos jóvenes atenazados por una de esas teorías, deciden secuestrar a la presidenta de una compañía farmacéutica porque consideran que se trata de una extraterrestre que quiere destruir el planeta.



Teddy y su primo, Don, residen en una casa suburbana donde tienen abejas para producir miel. El primero trabaja en la paquetería de la empresa farmacéutica, a la que acusa de explotación laboral y crear substancias que afectan a las abejas y a las personas, en concreto a su madre, que se encuentra en estado terminal en una residencia. Tiene la teoría que la dirige una extraterrestre de la galaxia Andrómeda, cuyo interés es extinguir a los humanos. Para ello urden el plan de secuestrar a esta alta ejecutiva para llegar a un acuerdo con los alienígenas para que se vayan del planeta. El momento preciso para el encuentro coincidirá con el eclipse de luna que se producirá tres días después. De esta manera, la secuestran, no sin dificultades, y la mantienen atada en el sótano de su casa. Le cortarán el pelo, pues piensan que se comunica con el cabello. Antes los primos se han castrado químicamente para no dejarse llevar por la influencia de sus instintos sexuales. Los secuestradores tratan de hablar lo menos posible con Michelle, la presidenta, sobre todo Don, el menor de los primos, que no entiende muchas veces la manera de proceder de Teddy, que sufre de ira cada vez que se relaciona con la víctima. 



Al final, las cosas no salen como ellos esperaban. Michell es persuasiva, y si al principio, trata de hacerles ver las consecuencias de sus actos, después de mostrar las motivaciones de los mismos, fruto de la enfermedad de su madre y su enganche a la dark web, luego pasa a reconocer que si es una alienígena con poderes extraordinarios. Así,  mientras el sheriff les hace una visita, para averiguar si sabían algo del secuestro, Don se suicida en el sótano, convencido que será salvado por Michelle. Teddy, desesperado mata al policía, y es convencido por ella para que la lleve a su despacho, donde tiene la capacidad de llevarle delante del emperador de Andrómeda. Sin embargo, en un momento dado, Teddy estalla por los explosivos pegados al cuerpo que llevaba. Michelle, entonces, descubre quién es verdaderamente, y lo que parecía una patraña, se convierte en realidad con consecuencias fatales para toda la humanidad.

HACIA LA AUTODESTRUCCIÓN


Nos tenemos que preguntar por cuántos caminos tiene que recorrer la persona para llegar a serlo. Cuántos obstáculos tiene que superar para conseguir ser libre e independiente. Un trabajo te proporciona los recursos económicos para poder tener una hogar donde hacer tu vida y satisfacer los gastos indispensables para seguir adelante. Una deficiente formación pueden dificultar conseguirlo. Por otra parte, las adicciones al alcohol y otras drogas, merman tu capacidad de raciocinio y debilitan tu mente para sacar lo mejor de ti, y hacer frente el día a día. Si no estas en las mejores condiciones, y los fantasmas y obsesiones, aquellos problemas enquistados del pasado, te atormentan, cualquier circunstancia, puede agravar tu situación personal, y lo que iba mal, empeora. Los empleos precarios se suceden; conseguir dinero resulta cada vez más difícil; y los riesgos de la vida en los márgenes, te puede jugar malas pasadas. Es lo que le sucede al protagonista de la película, URCHIN, escrita y dirigida por Harris Dickinson, que cuenta la vida marginal de un joven sin hogar, que fluctúa entre la destrucción y la esperanza. 






Mike duerme en la calle, en la misma acera estrecha donde caminan los viandantes. Consigue comida en los comedores sociales. Allí se relaciona con personas sin hogar como él. Todos arrastran un pasado de fracaso y adicciones. Pero en cualquier momento, su vida precaria, marginada, puede empeorar. Sucede cuando otro joven vagabundo le roba de improviso su cartera. Le persigue corriendo y le alcanza. Se pelean sin muchas consecuencias hasta que recupera el poco dinero que llevaba. Un hombre que pasaba por allí media en la pelea y los aparta. También le ayuda a tranquilizarse con algo de bebida. El buen samaritano le invita a comer. Mientras que ellos van juntos charlando, Mike le ataca violentamente y le roba su dinero. Al poco tiempo, la policía le detiene. Las grabaciones de las cámaras en la calle son concluyentes. Le condenan a ocho meses de prisión, tras los cuales sale a la calle. Los servicios sociales se hacen cargo de él para su reinserción en la sociedad. Le proporcionan un albergue para vivir. Ayuda psicológica para reparar el daño causado. De él depende conseguir trabajo.





Tras la cárcel, las cosas parecen ir bien. Consigue un primer trabajo como ayudante de cocina. Compra ropa nueva de segunda mano. Lleva sobrio varios meses. Logra divertirse con dos compañeras. Parece que se vislumbra el final del túnel en su vida. Sin embargo, las imágenes en su mente golpeando a una persona que le quiere ayudar, le atormentan, y le hunden anímicamente. Su mal comportamiento provoca su despido. Los problemas regresan, lo mismo que el consumo del alcohol. Rápidamente, vuelve a tener trabajo en la recogida de basura. Una actividad que ya conocía del pasado. Allí conoce a una joven que vive sola en una caravana. Se hacen amigos, pero Mike es inestable, incapaz, y su situación mental, junto a que le expulsan del albergue donde vive, le lleva de nuevo a vagabundear sin apenas dinero, perdido en un universo infinito de problemas, donde el alcohol es su único acompañante, sumido en un ciclo de autodestrucción.

EXPRESIONISMO Y CINE


 

La Fundación Canal presenta la exposición, EXPRESIONISMO. UN ARTE DE CINE, que reúne 152 piezas, entre las que se incluyen 76 pinturas, dibujos, grabados y esculturas de los representantes más destacados, asociadas a una selección de 19 fragmentos y 57 fotogramas de once obras maestras del cine de este estilo. Un movimiento de vanguardia, revolucionario, que pretendía cambiar el arte y a la vez la vida, en un periodo convulso social y político de la historia alemana, bajo el gobierno de la República de Weimar, tras la derrota de la Primera Guerra Mundial. Los artistas expresionistas pretendían la llamada obra de arte total, una unificación de todas las artes a la vez de una difuminación de sus límites, proporcionando un carácter interdisciplinar a su actividad. El cine se convirtió como la mejor expresión de este movimiento, de su estética peculiar. La exposición demuestra de manera fehaciente esta relación simbiótica, de brillante creatividad, que muestra no la realidad objetiva y equilibrada, sino las emociones y las pulsiones interiores del individuo y de toda la sociedad.



La exposición se divide en tres secciones: Ruptura/Liberación; Forma/Deformación; y Sueño/Trauma. La primera contrasta el mundo rural, natural, con el desarrollo de las ciudades industriales del momento. Lo idílico frente a la sordidez de los paisajes industriales. Presenta al obrero, cada vez más numeroso, como víctima de este proceso, sometido a largas jornadas de trabajo y a la precariedad de salarios y condiciones de vida. En la Alemania de entreguerras, lo mismo hubo un avance democrático, que se vivió un situación de conflicto político y crisis económica por la inflación. El expresionismo expresó liberación cultural, a la vez de una sociedad convulsa y desigual, frenesí y alienación individual. La segunda, muestra uno de sus rasgos estilísticos propios, cómo la estructura de la ciudad, de los edificios, del hombre, de su cuerpo, se deforma para reflejar la crisis psicológica, social y existencial. Si en las pinturas y en los grabados, observamos perspectivas distorsionadas, inclinadas, colores violentos, luces contrastadas,  expresión de emociones intensas y perturbadoras, lo mismo observamos en las obras cinematográficas.



En la tercera, los artistas buscaron dar forma visual a las pesadillas, los miedos y a los deseos reprimidos, a la dimensión onírica y traumática, espejo de una sociedad de posguerra marcada por la destrucción y la incertidumbre. Surge así la figura del monstruo, encarnado en personajes como Nosferatu, El Golem, y el Doctor Mabuse, un monstruo más sutil, el psicológico, caracterizado por la ambición de poder y la corrupción moral. Las ideas de Freud corroboran la complejidad del ser humano y las pulsiones conscientes e inconscientes que le subyugan. El recorrido de la exposición aborda y compara pinturas y grabados de estos temas asociados a fotogramas y fragmentos de películas. Los ejemplos más conocidos como El gabinete del Doctor Galigari; Nosferatu: una sinfonía del horror; El Golem; Doctor Mabuse: el gran jugador; y Metrópolis, se combinan con otros no tanto como Misterios de un alma; Nervios; y De la mañana a la medianoche. Por otro lado, aparecen obras de Kirchner, Franz Marc, Emil Nolde, Otto Dix, George Grosz y Max Beckmann, entre otros.



El mundo de posguerra combinaba progreso y conflicto; crítica al orden establecido y a su impotencia por solucionar los problemas económicos; incertidumbre y miedo al progreso de una sociedad industrial que deshumaniza al individuo, le aliena en su esclavitud diaria del trabajo y ahonda en las diferencias de clase. El movimiento expresionista perseguido por el nazismo mantuvo su influencia después de la Segunda Guerra Mundial en la abstracción norteamericana y en el informalismo, y en autores como Francis Bacon y Antonio Saura. En el terreno cinematográfico, vemos sus huellas en directores tan importantes como Tim Burton, Guillermo del Toro o David Lynch.



INTRIGA BAJO EL MAR


 

Hay profesiones que se transmiten de padres a hijos. El esfuerzo, la dedicación e incluso el riesgo que supone ejercerlas imprimen una identidad especial que hace que perduren en el tiempo. Solo las personas que han tenido conocimiento y práctica desde niños, pueden dedicarse a ellas. Nos referimos al trabajo de buzo con la finalidad de reparar e inspeccionar barcos o instalaciones submarinas. Es lo que les ocurre a los hermanos protagonistas de la película, LOS TIGRES, dirigida por Alberto Rodríguez, cuyo padre era un afamado buzo, que recibía ese apodo que heredará su hijo mayor. La hija, también practicará la inmersión, pero más encaminada al estudio de la fauna submarina. Su padre les enseñó desde niños a sumergirse en el mar. Siempre vivieron sobre un playa que les proporcionará su identidad. Recuerdan el día que su padre tiró su reloj desde su pequeña lancha al fondo del agua y les retó para encontrarlo. Lo hizo primero la hija, pero se lo arrebató su hermano, que seguiría los pasos profesionales del padre.




Antonio, uno de los protagonistas, trabaja para una empresa que revisa y repara barcos e instalaciones para la petroquímica de Huelva. Una tarea difícil que requiere la inmersión, a veces, en condiciones extremas en la que te juegas la vida a diario. De todas las maneras, no se gana lo suficiente dinero, más él, que a pesar de su fama, de buen compañero, y experimentado profesional, vive en apuros económicos, sobre todo, después de haberse divorciado con dos niñas pequeñas. Estrella, su hermana, sacrificó su profesión de bióloga marina para ayudar, primero a su padre, luego a él. Además, Antonio, su corazón le juega ya malas pasadas, como a su progenitor. Corre el riesgo de perder el conocimiento debajo del agua, pues empieza a tener síntomas de parálisis en las manos. Un día tuvo que ser rescatado por un compañero debajo del casco de un petrolero por esta razón.



Ante estas dificultades físicas y económicas, presionado económicamente por su exmujer, por la necesidad de retirarse de la profesión, decide robar cocaína a los alijos que llegan en los conductos de un petrolero al cual revisan periódicamente. Pensaba, al principio, quedarse con algún paquete entero, pero aconsejado por su hermana, decide retirar pequeñas cantidades para que los traficantes no se den cuenta. Sin embargo, su plan se complicará cuando una banda encargada de dar salida a la droga, pretenda quedarse con todo el alijo. Así, le obligarán a darles toda la mercancía, si quiere que a sus hijas no las pase nada, después de haber herido a su hermana. Al final, después de una emocionante peripecia, logran cumplir su peligroso compromiso, y ganar lo suficiente en el trato, para dar un vuelco a su vida.


EL RETRATO FEMENINO EN EL SIGLO XIX


El Museo del Romanticismo presenta la exposición, RETRATADAS. ESTUDIOS DE MUJERES, comisariada por Stéphany Onfray, que reúne ciento cincuenta y dos obras, entre fotografías, publicaciones y objetos, provenientes de colecciones españolas, una de las cuales es la de la propia comisaria, pretendiendo ofrecer una relectura del estudio fotográfico como espacio de expresión y creación para las mujeres.  Desde la invención en 1854 de las tarjetas de visita se multiplicaron los retratos de mujeres, tanto de cuerpo entero, solas, con hijos o formando en grupo, en las más variadas actitudes o indicando una actividad profesional o social. Fue un medio asociado a la burguesía ascendente y la aristocracia del momento. Luego se fue democratizando. 



La comisaria sugiere que la interpretación tradicional, que ha tenido a ensalzar la figura del fotógrafo y a reforzar la relación entre un sujeto activo y una modelo pasiva, debe ser revisada. Hay que hablar más bien de una autorepresentación subrogada, en la que las mujeres retratadas son las autoras simbólicas de sus propios retratos. De esta manera, la exposición nos invita a descubrir cómo las mujeres del siglo XIX se relacionaron con la fotografía, que fue activa con el nuevo medio, pues llegaron a ser fotógrafas, coleccionistas y espectadoras, y contribuyeron a transformar las representaciones y roles femeninos. Nos lo demuestra en los distintos apartados: Una habitación propia, Iconografía de lo femenino, El cuerpo como obra, Metafotografía, y Hacia la modernidad.



Los estudios fotográficos se concibieron al principio como espacios domésticos, de sociabilidad; los observamos en la exposición como una continuidad de los interiores burgueses. Reservaron un cuarto-tocador para las mujeres, una habitación propia para ellas para poderse cambiar y acicalarse, de cara a su representación. Por lo que esta se concebía como una actividad performativa vinculada a la experiencia femenina, pero también a su subversión. Además se aprecia, un ámbito femenino propio, que si bien no desafía el orden establecido, exploran discretas esferas de libertad y poder. Las poses, los gestos, el vestuario en los retratos funcionó como un sistema comunicativo no verbal respecto al espectador, por lo que la fotografía se convirtió en una experiencia total, propiciando una concepción más moderna y artística del medio.




La mayoría de las fotografías de la exposición son tarjetas de visita, el formato mayoritario de la época. La selección expuesta se centra en el ámbito español, especialmente el de la capital. Destaca el gabinete de Alonso Martínez y hermano, así como el de Martínez de Hebert por su número de obras. De Barcelona el también famoso de Napoleón. Las mujeres representadas pertenecen a la alta burguesía y a la aristocracia titulada, incluso hay algún ejemplo de la propia reina Isabel II. Los retratos se pueden agrupar igualmente por representar a la mujer en una actividad, como pintoras; en interacción con las propias fotografías, mirando un álbum; refiriéndose a la maternidad, con un hijo, o mostrando su fallecimiento; simulando su identidad a través del vestido; muy llamativas son las tarjetas de visita realizadas por fotógrafas, unas firmadas como viudas, otras como su propio nombre como Alexandrina Alba cuyo estudio estaba en la Puerta del Sol, número 4 de Madrid.



LA BIOGRAFÍA DE BRUCE SPRINGSTEEN


 

Nos tenemos que preguntar cuál es la fuente de inspiración de los artistas musicales, su motivación, qué les lleva a escribir determinadas letras y sus respectivas músicas. En muchas ocasiones se descubre que sus temas los encuentran en la ficción, otras en su propia vida o en las luchas y reivindicaciones de la sociedad del momento. Por otra parte, la industria discográfica influye de manera decisiva para que el producto sea comercial, tenga el suficiente atractivo para un público mayoritario. Podría suceder que un artista de éxito se mirase especialmente a sí mismo, a su situación psicológica y mental, a sus emociones que miran a la infancia como inspiración para sus temas. Nos lo cuenta la película, SPRINGSTEEN: DELIVER ME FRON NOWHERE, escrita y dirigida por Scot Cooper, basada en el libro de Warren Zanes, sobre un periodo de la vida del cantante norteamericano tras la gira del álbum The River, en la que se retira a su tierra natal para descansar y componer Nebraska, un disco crudo y evocador, de carácter existencial, que rompe con lo que hasta ese momento había compuesto.



El protagonista alquila una casa en un paraje idílico, rodeado de un bosque y frente a un lago. Próxima se encuentra la ciudad que le vio nacer a la que visita periódicamente para tocar invitado en un bar y ver a los amigos. Su intención es componer en la habitación de la misma con una grabadora de cuatro pistas, un micrófono y una guitarra. Le ayuda un conocido para controlar el sonido. Pasa la mayor parte del tiempo solo o viendo la televisión, principalmente películas. Su mente se llenan de recuerdos de la infancia junto a su familia, en la que el padre era aficionado a la bebida, circunstancia que provocaba frecuentes discusiones y maltratos. Recuerda, que a veces, le enseñaba a boxear, una escusa para darle un golpe; en otra ocasión, yendo al colegio, le subió en su camioneta para llevarlo al cine, o a jugar junto a una mansión en medio de los maizales secos. Springteen quiere volver a la realidad, a la verdad de sí mismo, mientras está cerca de lo que fue su entorno.



El resultado son canciones que surgen de sus recuerdos de la infancia, de sucesos violentos del pasado, también del presente, de su relación con una joven, madre de una niña, aficionada a su música; de sus visitas a Atlantic City, de los días felices juntos. Unas canciones cuyo estilo más bien folk, sorprenden a su manager y a su discográfica. Entre ellas hay otras, producto de su propia fama, como Born In The USA, fruto de un guion para una película con Al Pacino, que no rodará. De todas las formas, la discográfica acepta publicar el álbum Nebraska tal como lo concibió Springsteen en su casa del bosque, sin ningún arreglo que lo mejore, con un cierto eco, relacionado con su espíritu evocador. Sin duda un signo de una crisis de decisión, de a dónde dirigir su carrera, si directamente al éxito, o subrayando un punto de inflexión para mirar a su propio interior. A sus treinta años todavía se preocupa de sus padres a los que mantiene económicamente. El empeoramiento de su salud, hace que se vaya a vivir a Los Ángeles. Allí tendrá que tratarse una fuerte depresión, pero tras diez meses, volverá a llenar estadios con su música. Habrá puesto rumbo al éxito mundial.

ICONOS DE ROBERT CAPA


El Círculo de Bellas Artes de Madrid presenta la exposición, ROBERT CAPA. ICONS, que reúne unas 250 fotografías y materiales procedentes de la Golda Darty Collection y de los archivos de Magnum Photos. Su recorrido por el visitante supone una experiencia extensa e intensa ante la retrospectiva de este mítico fotógrafo de guerra, fotoperiodista, protagonista de cinco conflictos bélicos esenciales del siglo XX: la Guerra Civil Española, la guerra Chino-japonesa, la Segunda Guerra Mundial, la primera guerra árabe-israelí y la guerra de Indochina, donde moriría prematuramente a los 40 años tras pisar una mina antipersona, pues él siempre creyó que la mejor imagen era la que se tomaba más cerca. Nuestro protagonista nació en Hungría donde se formó en la profesión, luego tuvo que emigrar a Alemania, donde se hizo profesional del medio. La llegada de los nazis al poder le obligó a instalarse en París, donde creó su primer estudio de fotografía en cooperativa con otros fotógrafos como Gerda Taro y David Chim Seymour.






El recorrido de la exposición tiene seis apartados, Capa antes de Capa, 1933-1936; Guerra Civil Española, 1936-1939; II Guerra Mundial, 1939-1945; Últimos reportajes, 1947-1954, que aborda toda su trayectoria como fotógrafo de guerra; y En tiempos de paz, dividido en las secciones: Moda y Turismo; Retratos; Capa en color y la Fábrica de Imágenes. De la misma manera, durante este recorrido, se escogen las fotografías más relevantes que tienen una explicación más profunda, convertidas en auténticos iconos. Tres vídeos completan la visualización total, uno primero donde se presenta una película de España en 1936, donde colaboró; otro, sobre las famosas fotos del desembarco de Normandía; y otro final que recorre toda su obra en color. Capa fue un fotógrafo precoz. Entre sus primeras obras se encuentran las que hizo de Trotsky en 1932. El conflicto español le encumbró junto a Gerda Taro, su pareja. Desde oficina de París, enviaban las fotos que tomaban en nuestro país para revistas como Vu, Regards o Life. 






De la Guerra Civil, se presentan dos fotografías emblemáticas: la Muerte de un miliciano, de la que no se conoce su negativo, solo las copias de las revistas. Una de ellas nos permite afirmar que no fue tomada en Cerro Muriano, sino en Espejo, y parece ser una simulación del combate. Otra, fue la de la casa bombardeada con niños en Vallecas, representada por una copia de la época, como todas las de la exposición. El presentar, a su vez, las revistas, donde fueron publicadas eleva su interés. Las fotos más relevantes de la guerra mundial, fueron las tomadas en el desembarco de Normandía. Unas fotos problemáticas, pues se dijo que tomó unas cien, cuando se han conservado solamente unas once. La explicación más verosímil es que no le dio tiempo a tomar más en medio del violento combate a su alrededor, pues tuvo que retroceder a un barco, tras permanecer media hora en Omaha Beach, el sector más difícil de las playas, y retroceder a la costa inglesa. También por las dificultades de manejar la cámara Contax en un lugar tan inhóspito.






El comienzo de la Guerra Mundial le forzó a emigrar a EEUU junto a su madre y su hermano, dejando gran parte de sus materiales, entre ellos la famosa maleta mexicana, en París. Tras la contienda, en la que participó, desde 1942 en el Norte de África, luego Túnez, Italia, Normandía, y Alemania, donde capturó en Leipzig, otra de sus fotos emblemáticas, la muerte del soldado ametrallador. Sus últimos reportajes fueron en la URSS junto al escritor John Steinbeck, la guerra árabe-israelí, y finalmente el conflicto de Indochina, donde fallecería en 1954. La exposición muestra las fotos que hizo en los arrozales donde caminaba junto al ejército, minutos antes de pisar una mina. Llevaba dos cámaras, una con un carrete en blanco y negro y otro en color, técnica que empezó a utilizar desde los años treinta. Los reportajes de guerra, por aquella época, no eran los más importantes para él, se dedicaba, tras fundar la Agencia Magnum en 1947, y escribir sus memorias de reportero, a la fotografía de moda, cine y retrato, que muestran un fotógrafo vitalista y cultivador de la amistad de actores como Ingrid Bergman y artistas como Picasso o Matisse. Fue testigo de una época que vivió con intensidad.
 




FRENTE AL VERDUGO


En la dictadura teocrática de Irán, la población debe seguir las estrictas normas de conducta promulgadas para preservar tal Estado que limita las más elementales libertades y derechos fundamentales. La libertad de expresión, una forma determinada de vestir para la mujer, realizar fotos en lugares no apropiados, pueden ser considerados motivos de multa o incluso penas de reclusión. Por un lado, se encuentra la gente que considera que los hechos de la vida son inevitables según la voluntad de Dios, por otra, aquella que esto le parece una impostura ultra religiosa, cuya represión diaria que padecen por esta razón, carece de sentido, y favorece solamente a un grupo de fanáticos, que despliega toda su violencia con la mayoría disidente. Pudiera suceder, en estas circunstancias, que una persona torturada en prisión encontrase por casualidad que su verdugo llama a su taller porque busca ayuda para reparar su vehículo averiado. Y que él decide, seguirle, y a la mañana siguiente secuestrarle para vengarse del sufrimiento padecido. Es lo que le sucede al protagonista de la película, UN SIMPLE ACCIDENTE, escrita y dirigida por Jafar Panahi, que mereció la Palma de Oro en el pasado Festival de Cannes.





Vahid, el protagonista, después de secuestrar a su verdugo, y tenerle dispuesto para enterrarle vivo, le entran dudas de si verdaderamente es él. Por su cojera, y su voz, no tiene ninguna duda, pero él niega ser tal personaje siniestro. Para estar seguro, empieza a entrar en contacto con otras víctimas del mismo, como una fotógrafa, la novia que posaba junto a su futuro marido, y un joven que sufrió sus horrendas torturas, entre las que se encontraban, simulaciones de ahorcamientos y mostrarse desnudos. Todos han sido afortunados de salir vivos de la cárcel, aunque con severas consecuencias, físicas y psicológicas. Las circunstancias los han juntado y tienen que decidir que hacer con el verdugo, mientras emprenden una auténtica peripecia en una furgoneta por la ciudad. En un momento dado, suena el móvil del secuestrado, y es su hija que busca al padre porque su madre se ha puesto de parto. No tiene a nadie más a quien recurrir. Serán las víctimas quien lleven al hospital a dar a luz. El nacimiento de su hijo decidirá qué hacer con el padre.






La historia en boca de la víctimas muestra un trasfondo terrible por el sufrimiento padecido. Sin embargo, el director le da un tratamiento cómico mientras se juntan y deciden qué hacer. El espectador se deja seducir mientras transcurre el tiempo que le retienen. Al final, tras el nacimiento de su vástago, deciden un final con un cierto suspense. Demuestran que a pesar de lo que les hizo, ellos nunca perderían la humanidad; nunca le castigarían con la pena de muerte, nunca se vengarían  por lo que les hizo,  más todavía, si pide perdón, y reconoce quién es en realidad, aquel verdugo, que perdió una pierna en la guerra, y ahora, se dedica a servir al régimen con extrema crueldad.

LUCHA POR LA LIBERTAD


 

Hubo un tiempo de guerra y opresión durante los años treinta y cuarenta del siglo pasado. Primero fue la Guerra Civil española que enfrentó al gobierno democrático de la Segunda República contra el ejército rebelde apoyado por el fascismo. Luego, tras su victoria en España, el combate mundial que cambió la historia y la vida de las personas de forma radical. Fue un tiempo de exilios y de lucha por mantener la libertad y la cultura  propia. Eso lo hacen los protagonistas de la película, KARMELE, escrita y dirigida por Asier Altuna, basada en la novela de Kirmen Uribe, que cuenta la historia de una mujer de ese nombre desde que fue expulsada con su familia del País Vasco en 1937 por el avance de las tropas franquistas hasta la posguerra que tiene que emigrar a Venezuela para mantener a sus hijos.



Karmele y su familia son fieles a sus costumbres y a su lengua materna, el euskera. Vive junto a la ría, pues el padre se dedica a la pesca y tiene un pequeño barco de su mismo nombre. Las tropas franquistas en su avance hacia el control del norte de España, se apropian de su casa y sus bienes. Mientras sus padres se establecen en el sur de Francia, ella ayuda como enfermera a la resistencia republicana. Tras su derrota pasa la frontera, y en el exilio, le contacta la embajada cultural vasca, para que apoye su causa y la de los presos, a través de la música y las danzas propias de su tierra. Sin embargo, después de realizar una gira por las principales ciudades, se declara la guerra contra la Alemania nazi. En ese periodo había conocido a su futuro marido, Txomin, un trompetista del grupo, al que unirá su destino.



La pareja, entonces, decide viajar a Venezuela, donde podrán seguir apoyando la causa vasca y la lucha contra el fascismo. Mientras hacen sus respectivos oficios, sirven como espías con el apoyo de los norteamericanos. A su regreso a casa, descubren que el fin de la guerra no supone la derrota del régimen de Franco, y los apoyos exteriores desaparecen en un nuevo orden bipolar impuesto por la Guerra Fría. De  todas formas, piensan continuar la lucha en un País Vasco asolado por la represión dictatorial, que les causará en última instancia su ruina.

LAS IMÁGENES DE ROBERT RAUSCHENBERG


 

La Fundación Juan March presenta la exposición, ROBERT RAUSCHENBERG: EL USO DE LAS IMÁGENES, que pretende reinterpretar su obra como una práctica esencial y estructuralmente fotográfica, que coincide con el centenario de su nacimiento, cuarenta años más tarde, en 1985, que la fundación organizase su primera exposición en nuestro país. A lo largo de su trayectoria, la manera habitual de trabajar del autor fue fotografiar y usar y reusar imágenes. Lo destacado es el cómo lo realiza, que supone además la experimentación de distintas técnicas de transportarlas al lienzo. La exposición se divide en seis secciones que marcan los hitos clave de su evolución a través de cinco décadas entre 1949 y 2000. La primera de ellas, se dedica a su práctica fotográfica, que arrancó en los años de formación en el Black Mountain College. Para el autor la cámara era un medio de comunicación fruto de su timidez. Pretendió en un principio fotografiar América palmo a palmo, pretensión que tuvo que abandonar por la enormidad del proyecto. Luego fotografió distintos países del mundo como el que realizó junto al pintor Cy Twombly por Europa y el norte de África en los años cincuenta.



El eje de la producción artística de Rauschenberg fue la experimentación y la incorporación de nuevas técnicas. De esta manera, en el principio de su carrera realizó los Blueprints (cianotipos), imágenes de objetos o cuerpos enteros obtenidas sobre papel fotosensible. Por la misma época, empezó con los llamados Combines (combinados), unas piezas concebidas a modo de collages tridimensionales, donde incluía fotografías tomadas de la prensa. Además, experimentó con la transferencia de esas imágenes ejerciendo presión y sirviéndose de disolventes. Son sus Transfer drawings (dibujos transferidos). Posteriormente, con la finalidad de reproducir una misma imagen en más de una ocasión, aprendió a realizar litografías, y sobre todo, serigrafías, tras visitar el taller de Andy Wharhol a comienzos de los años sesenta. De esta técnica fueron creadas las Silkscreen Paintings (pinturas serigrafiadas), que le llevaron a ganar el Gran Premio Internacional de la Bienal de Venecia de 1964. Una técnica que le permitía jugar con la escala y usar varias veces la misma fotografía. Unas imágenes que se presentaban con un orden aleatorio, aparentemente anárquico, pero que tenían en realidad, una lógica interna, sin jerarquías.



Un nuevo hito de su trayectoria, fue la realización de escenografías para espectáculos de danza junto a la coreógrafa y bailarina, Trisha Brown, en dos espectáculos, donde el artista empleó sus propias fotografías. En uno, Glacial Decoy (Cebo Glacial) caracterizado por cuatro pantallas donde se proyectaban; en el segundo, Set and Reset (Ajuste y reajuste), las serigrafió en una tela que sirvió de vestuario. Por otro lado, en 1984, presentó en las Naciones Unidas el proyecto ROCI (Intercambio Cultural Transoceánico Rauschenberg), que pretendía el intercambio cultural y diplomático con países que era imposible por su régimen político. Pensaba el contacto artístico produciría paz y entendimiento. Para ello durante los años ochenta viajó a la Unión Soviética, Alemania del Este, Tíbet, Cuba, México, Venezuela o China donde organizó una exposición con los resultados a partir de fotografías tomadas en cada uno de los lugares. 



A principios de los años noventa empezó a utilizar impresoras de inyección de tinta para reproducir sus imágenes y luego, transferirlas, lo que le ahorraba gran parte del trabajo. Su experimentación le llevó a transferir, de nuevo,  imágenes sobre un fondo de yeso, que recuerda a la pintura al fresco. La última sección termina con una serie de características autobiográficas realizada en huecograbado, llamada Ruminatios (Rumiaciones). Finalmente, recordar una de sus ideas, hoy de actualidad,  que es la necesidad de comprender  que la destrucción es el subproducto defensivo de la ignorancia y de las mentiras y que en último término la paz está en manos del único vehículo que queda sin corromper: el arte.



LA INFILTRADA DE ETA


 

La organización terrorista, ETA, fue creada en 1958 durante el franquismo. Al termino de la dictadura, en 1975, había asesinado a 45 personas. La llegada de la democracia supuso que parte de la organización abandonara las armas en favor de la lucha política. La otra seguiría la actividad violenta hasta su disolución en 2011. Solamente en los años ochenta, fruto de la misma, se produjeron 400 víctimas. En su trayectoria sangrienta, se recuerdan atentados masivos como el de Hipercor o el de la casa cuartel de Zaragoza. A mediados de los años noventa, la organización cambió de estrategia, además de atentar contra militares y policías, decidió atacar a los políticos, concejales, dirigentes y jueces, en la llamada socialización del sufrimiento. En esta época comienza la película, UN FANTASMA EN LA BATALLA, que cuenta la historia de una joven guardia civil infiltrada en ETA, a cuya misión se presta voluntaria desde Andalucía donde vive, a pesar que tiene que renunciar a su vida personal.



Amaia reúne condiciones adecuadas para infiltrarse en ETA: sabe hablar un poco eusquera, además de dominar inglés y francés por sus estudios de filología. Le favorece, también, su carácter solitario, metódico y ordenado. La manera para acercarse a la organización será trabajar en una ikastola dirigida por Begoña, que es un miembro destacado de la misma. Su origen, para contarlo cuando se lo requieran, será que nació en el País Vasco, y compatibiliza su trabajo con el cuidado de su madre enferma en una residencia de mayores de San Sebastián donde se desarrolla la acción. Sus simpatías con las ideas de Herri Batasuna le favorecen para su integración. Una de sus primeras labores será alojar a Arrieta, un miembro del aparato logístico, encargado del apoyo a los comandos. Así se encargará de dar las llaves del Renault 6 para cometer el atentado contra Gregorio Ordoñez.



La misión de Amaia es a medio y largo plazo, sin importarle los acontecimientos dramáticos que protagoniza la organización como asesinatos de políticos socialistas como Fernando Múgica o el exministro Ernest Lluch. Su objetivo es llegar al sur de Francia y estar lo más próxima posible a la dirección y descubrir los zulos o almacenes de armas y documentos. Antes, desde su piso en San Sebastián, logrará pasar la información de un teléfono móvil y la localización de explosivos junto a la detención de miembros de la banda, y lo más relevante, la localización del lugar donde tenían secuestrado a Ortega Lara. Con el tiempo, la protagonista, si quiere pasar a Francia, tiene que implicarse más, y participará en un supuesto atentado contra un guardia civil, a la que ella le dispara en un forcejeo. Fruto de ello, decide no utilizar más las armas, y dejar ETA con el pretexto de querer casarse. 



El asesinato de Miguel Ángel Blanco hará que regrese de nuevo al País Vasco. Esta vez, en medio de las detenciones de Begoña y otros miembros con los que había colaborado, que propiciará que sea trasladada al sur de Francia, donde será conductora en distintas acciones. Una actividad que le permitirá descubrir los zulos y las viviendas donde residía la dirección. Es la parte de más intriga de la película, cuando la banda sospecha que está infiltrada al multiplicarse las detenciones de la policía, y no les basta con asesinar a un topo, sino que ponen el foco en la misma Amaia, hasta el momento libre de sospechas, y que sabía guardar las distancias para no ser descubierta. Agustín Díaz Yanes demuestra su sabiduría en el tratamiento de la historia: sobria, precisa, llena de silencios, de peligro por la impostura de la protagonista, siempre en el filo de la navaja; de ritmo pausado, pero implacable, solamente alterado por la música italiana que utiliza para comunicarse con su jefe. 

LA FOTOGRAFÍA EDWARD WESTON


 

La fundación Mapfre presenta la exposición, EDWARD WESTON. LA MATERIA DE LAS FORMAS, una antológica de la trayectoria fotográfica de este maestro a través de casi doscientas obras, centrada principalmente en la época de entreguerras hasta los años cuarenta. Contribuyó, junto a figuras relevantes como Paul Strand y Alfred Stieglitz, a la emancipación de la fotografía de otras disciplinas artísticas. De hecho, pronto abandonaría la corriente pictorialista para desarrollar todas las capacidades del medio con una originalidad extraordinaria. Trató con su cámara diversos géneros: retrato, naturaleza muerta, paisaje y desnudo. Su estilo es siempre riguroso en la técnica, la composición y la forma, en el que elimina lo accesorio e innecesario. El arte de la fotografía reside en el momento de tomar la imagen, que para él, es instintivo, que junto la inmediatez y la intensidad, son elementos esenciales de su talento creativo.



En su trayectoria son fundamentales los dos periodos en los que vivió en México, uno de ellos junto a Tina Modotti. Luego se establecería en California definitivamente, donde empezaría cualquier proyecto posterior, aunque ya en 1911, se había asentado allí al abrir su primer estudio fotográfico. La fama le llegó al final de su vida con sendas retrospectivas, primero en el MOMA de Nueva York, y luego en el Musée d´Art Moderne de Paris. Weston empleaba una cámara de gran formato para imágenes en blanco y negro muy detalladas y de nitidez extraordinaria. Según sus propias palabras, son fruto de un trabajo concienzudo donde experimentaba con la composición y la forma de los objetos. Destaca en su producción las naturalezas muertas, conchas, pimientos, restos vegetales, incluso excusados, que adquieren una percepción nueva tras su mirada subjetiva. Es la diferencia entre la materia en sí de las formas, a aquella que adquiere un valor artístico tras la mediación del autor.



Los cuerpos desnudos también son elaborados en la imagen en fondos muchas veces neutros para destacar el contorno nítido, que proporciona una visión escultórica de los mismos, de los que se toma unas veces detalles, partes anónimas como el torso, a otras, como el cuerpo entero, cercano o lejano en un paisaje de playa o en una piscina. La exposición muestra un extraordinario representación conjunto de paisajes naturales, principalmente de aquellos desiertos que rodean California, donde capta el relieve montañoso o los océanos de dunas; también, los acantilados, las pequeñas playas de piedras y las vegetaciones que crecen y mueren con el tiempo, a su orilla. En las formas representadas, igualmente tiende a ser seducido por los objetos singulares que encuentra por su aspecto, tanto vegetales como pétreos. El artista siempre es consciente de la fuerza generadora de la naturaleza que produce imágenes cambiantes a las que apenas puede captar. En los años cuarenta coincidiendo con la guerra mundial, su fotografía expresa un tono melancólico y denso, no sólo en los temas, sino en el tratamiento de las texturas y la luz, que alude a la decadencia, la finitud y la muerte. Así, viaja por el país tomando imágenes para ilustrar la obra de Walt Whitman, Hojas de Hierba, que quedaría interrumpido por el conflicto. Las mejores imágenes del periodo hasta su fallecimiento son las que realiza en la región costera de Point Lobos, California, donde residía.