LA TRANSFORMACIÓN DE PICASSO


 

El Museo Reina Sofía organiza la exposición, PICASSO 1906. LA GRAN TRANSFORMACIÓN, que reúne un conjunto de obras maestras realizadas en ese importante año de su carrera. Obras pictóricas, de dibujo, grabado y escultura, de su mano y de otros artistas que influyeron de alguna manera en su conocimiento para cambiar su propio estilo. Una nueva forma de entender la pintura más moderna y que le introduce en las vanguardias artísticas antes del cubismo. Este corto tiempo de un año constituye como se dice en la exposición un periodo más, ni un epígono de la época rosa y azul, ni un antecedente del cubismo, aunque sea un periodo propio de consolidación estética. Se muestra creativo, optimista y expansivo, un año con tres residencias, París-Gosol-París. Además, es joven, 25 años, pero profundamente maduro para experimentar tres registros: el cuerpo, la forma y la interculturalidad. Diría que nuestro afamado pintor muestra sus texturas, lo que le inquieta, y está en la base de su enorme creatividad.



En la exposición Picasso dialoga con obras y autores pertenecientes a la Historia del Arte: El Greco, Corot, y sobre todo Cézanne. Se deja seducir por el llamado arte primitivo, por formas de arte que sus autores no consideraban como tal. Eran obras singulares de carácter religioso perteneciente al arte ibérico, griego o el arte africano, en forma de esculturas o máscaras, que influirán decididamente en un conjunto de retratos de ese año. El artista, por tanto, se dirige a lo primitivo para gestar un estilo más cerca de la modernidad y alejarse de la tradición. Busca la lengua común de la forma para alcanzar un nivel excelente y a la vez original. No cae como se ha dicho el pasado año de conmemoración en fijarse exclusivamente en la forma, sino que es respetuoso con la tradición ritual y religiosa de las piezas que le inspiran, como si no fueran indisolubles. Tampoco supone una mirada colonialista, de aquellos que se apropiaron de una cultura ajena. 



A Picasso le acompañó este año fundamental de 1906 su pareja Fernande Olivier, que posó como modelo pictórico y que convirtió en significante y significado suyo. Referencia en sus experimentaciones sobre el cuerpo femenino, que desvelan la intimidad femenina. El cuerpo humano, también masculino, cobra entidad propia. Tuvo conciencia de la alteridad de género. El artista crea iconotipos que se repiten una y otra vez, donde a veces interacciona el fondo con la forma, y esta se disuelve: el contorno de la figura particularmente en su rostro desaparece. El diálogo con Gertrude Stein, su mecenas, fue fundamental. La exposición muestra su famoso retrato de este periodo con su rostro en forma de máscara. De la misma manera, el famoso desnudo con las manos unidas que fue de su propiedad. Picasso siguió viviendo en el Bateau-Lavoir cuando su proceso creativo se dirigió decidido a la vanguardia pictórica, pero apoyándose en sus amigos poetas como Apollinaire, Max Jacob y André Salmon. Sus tendencias libertarias estaban unidas a su apuesta artística como una manifestación personal de su genio. La exposición, por tanto, congela y enraíza un periodo creativo fundamental del autor que pervivirá en el desarrollo de su larga trayectoria artística. 


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