CUENTO DE OTOÑO


 

Un artista afirmó que menos es más para crear una obra de arte. La sencillez, su elaboración con pocos mimbres, podían ser suficientes para que una historia fuera tan relevante como otra integrada por muchos elementos y situaciones. La película FALLEN LEAVES, escrita y dirigida por Aki Kaurismäki, seguiría este planteamiento, que trata sobre dos persona solitarias que se encuentran por casualidad una noche en Helsinki, que tratarán de unir sus destinos. Unas vidas precarias, ocupadas en trabajos temporales poco remunerados, que dificulta su existencia. De esta forma, cualquier problema diario, incida significativamente en su supervivencia. Apenas tienen recursos económicos, una casa pequeña o un lugar compartido para descansar con otros trabajadores. Unas características que describen al proletariado del siglo XXI.



Un hombre alcohólico y una mujer son los protagonistas de la película. Holappa está deprimido porque bebe sin parar, y bebe por esa causa en un círculo vicioso. Trabaja en la metalurgia pero le echan por esta adicción. Llega tarde y cualquier problema con la maquinaria, aunque no sea él el culpable, le responsabilizan. Lo mismo le sucede en la construcción, condenándole al paro. Ansa trabaja en un supermercado de reponedora. La someten a constante vigilancia. Suele llevarse a casa alimentos caducados que la empresa tira a la basura. Un día le registran el bolso, y por llevar uno de estos envases caducados, la despiden. No tarda en encontrar otro empleo como camarera en un bar nocturno, pero este es cerrado por la policía al ser un punto de tráfico de drogas. Finalmente acaba empleándose en una fundición de acero donde lleva a cabo un duro trabajo.



Un día, en un karaoke, ambos protagonistas, se conocen. Ella está con una amiga que entabla conversación con el compañero de Holappa. En otra ocasión, llegarán a quedar para comer e ir al cine. Quieren estar juntos, es una oportunidad de abandonar su soledad. Se lo impide una serie de hechos fortuitos. A Holappa se le pierde el teléfono de Ansa, y resulta muy difícil encontrarla, pue no le dijo donde vivía, ni su nombre. Decide esperarla a la puerta del cine un día tras otro, hasta que ella se da cuenta que la espera allí, y se vuelven a encontrar. Se citan en la casa de la mujer para cenar. En esta ocasión Ansa le reprocha su alcoholismo, y el se marcha contrariado. Un tiempo después, cuando Holappa ha hecho un esfuerzo de abandonar su adicción, se citan de nuevo, pero un tranvía le atropella. Cae en coma y una pierna rota. Ella le va a visitar con regularidad hasta que despierta. Se marchan juntos para emprender una nueva vida. 



La película está contextualizada en nuestro tiempo con la guerra de Ucrania de fondo, que agrava, sin duda la sensación de soledad e incertidumbre de los protagonistas. Además, tiene numerosas referencias a la historia del cine; pues es en una sala de proyecciones donde están juntos una tarde. Luego será un punto de encuentro para volverse a ver, enmarcados por los carteles de las películas.  Ansa dará el nombre de Chaplin a un perro abandonado que adopta como mascota. Todos ellos constituyen una metáfora de las relaciones humanas actuales: como las hojas caídas en otoño que son más fáciles de llevar por el viento. Nada permanece, todo cambia, a pesar de nuestro afán por lo contrario. Estos planteamientos fueron merecedores del Gran Premio del Jurado en el pasado Festival de Cannes.

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