LA SEÑORA DE LA DROGA


En esta época los géneros cinematográficos tienden a aparecer mezclados en las películas. Puede que la comedia se tiña de drama, y éste, como el cine policiaco o negro, de secuencias de humor. Las interpretaciones de los actores deben adaptarse a las nuevas circunstancias, en las que triunfan los que son más versátiles, que puedan transmitir todas las facetas de un personaje. Estas cualidades las posee la actriz francesa Isabelle Huppert, que en su larga trayectoria, ha encarnado papeles de todo tipo, desde la más oscura perversión, hasta la expresión de una vida rutinaria, lo que le ha favorecido para interpretar a una traductora de árabe al servicio de la policía, que decide pasarse al tráfico de drogas, en la película, MAMÁ MARÍA, del director, Jean-Paul Salomé.



Patience, la protagonista, está sumergida en un cúmulo de deudas, provenientes del apartamento donde vive con sus hijas. Además tiene que pagar la residencia de ancianos donde cuida a su madre. Su trabajo para la policía resulta estresante, casi realizado en el mismo momento de producirse los hechos, sin atender unos horarios fijos. Al estar mal pagado, ve la oportunidad de cambiar esta vida agobiante sin recursos suficientes, cuando descubre que el hijo de la cuidadora de su madre, está implicado en el tráfico de drogas, y está siendo vigilado con alijo de hachís que transporta desde España hacia París. De esta manera, es avisado por su madre, previamente contactada por la protagonista, que debe deshacerse de la droga, que esconde en el camino. 



Tras ser detenido, Patience decide ayudar a la cuidadora para sacar a su hijo de la cárcel, y vender la droga escondida para responder a sus deudas. Se convierte, entonces, en una auténtica reina de la droga. El inconveniente son que se vale de dos pequeños traficantes que no son muy listos, y le persigue un grupo de delincuentes peligrosos a quien iba destinado el cargamento. La policía no se explica la desaparición del alijo, y decide la captura del traficante que está poniendo en el mercado la droga. Se inicia, así, una peripecia cómica por las calles de París, entre los traficantes y la policía que trata de detenerlos, sabiendo el espectador que es la misma traductora, vestida de musulmana quien la vende, y que está al tanto de las escuchas de la policía.



La trama de la película se enriquece de comicidad cuando la protagonista adopte un perro detector de droga retirado por viejo de la policía, que le acompañará en todo momento; por ser la amante del comisario jefe en la lucha contra la droga, que al final descubre que es ella quien ha estado traficando; y la presidenta de su comunidad de vecinos donde vive, de origen chino, que le va a ayudar a esconder el alijo, y a dar salida a su dinero en efectivo hasta que logra huir lejos con parte del mismo para revivir sus recuerdos familiares. 

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