PINTURA DEL AMOR Y EL DESEO

La pandemia de coronavirus no ha impedido al Museo del Prado y a sus colaboradores, junto a diversas instituciones europeas y norteamericanas, organizar la exposición, PASIONES MITOLÓGICAS, centrada en el encargo del rey Felipe II a Tiziano entre 1553 y 1562 de seis cuadros mitológicos, denominados poesías. Por primera vez se vuelven a reunir desde el siglo XVI, pues hoy se encuentran dispersas en museos y colecciones. Entorno a estas obras se organiza el recorrido de la muestra, pequeño, compuesto por unas 29, pero significativo, de las que 16 son del museo madrileño, y 13,  préstamos de gran calidad, que hacen el recorrido memorable para el espectador.



En el intenso recorrido se ponen en diálogo autores del siglo XVI y XVII con el tema de fondo del amor mitológico, a los que se une el deseo y la belleza, que dominan las vidas de los hombres y los dioses. Tiziano da inicio a la muestra con el cuadro del caballero que toca el piano y mira a una mujer desnuda, la diosa Venus, que acaricia un perro. Le acompañan otros dos cuadros de Venus, en este caso, tumbada con Cupido, uno de Hendrick van den Broeck sobre un dibujo de Miguel Ángel, y otro con parecida iconografía de Alexandro Allori. En este viaje a la representación de la fábula clásica, no podían faltar dos cuadros de Tiziano que se muestran parejos que fueron encargo de Alfonso d´Este. A partir de este punto, la huella del artista veneciano se puede rastrear en las obras de Rubens situadas a su lado.




Rubens, que copió a Tiziano, y se vio influenciado en su estilo, interpreta la mitología con personajes vestidos al modo del siglo XVII, o empleando el desnudo sensual en composiciones de gran dinamismo. La poesía cuyo tema es Dánae y la lluvia de oro, se presenta emparejada con otra obra de Tiziano del mismo tema, que trajo a España Velázquez en el primer viaje a Italia. Corresponde a una versión cronológicamente posterior y más simplificada. Entre las demás poesías destaca la Venus y Adonis del Prado, tal vez la más inspirada de todas ellas, que aparece comparada con otra del mismo tema de Veronés. También enfrentados en la misma sala, aparecen el tema de Perseo y Andrómeda de similares autores. Muy atractivo para el aficionado resulta la comparación entre el Rapto de Europa con la obra de  Velázquez que representa el mismo tema sobre un tapiz en la Fábula de Aracne, mejor que la copia de Rubens que habitualmente se exhibe en Madrid.




Autores como Poussin, Van Dyck, con dos ejemplos, Ribera y Rubens, una vez más, muestran la calidad de su estilo en la representación de la mitología al final del recorrido, que termina con el cuadro de Las tres gracias, enfrentado a una escultura de Venus, la diosa a la que sirven de cortejo, en este caso en forma de escultura de mármol de Carrara, copia romana de mediados del siglo II, según el original griego de Prexísteles. La diosa del amor despide al visitante como le recibió al inicio para un recorrido que tiene como trasfondo su efecto sobre unas pasiones que son tan divinas como humanas.

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