TESTIMONIO DEL HORROR


 Hace unos años algunos países árabes sufrieron revueltas de la población que hicieron caer antiguas dictaduras surgidas en los tiempos de la Guerra Fría. En la mayoría de los casos no condujeron a un régimen democrático, sino a la desaparición de las estructuras estatales de los países y a una guerra civil. Esto le sucedió a Siria cuando la población, especialmente estudiantes, quisieron poner fin al régimen de Assad, que respondió intensificando la represión. Provocó un conflicto que trajo millones de desplazados a otros países del Próximo Oriente y a Europa. Una guerra que se complicó por el surgimiento del llamado Estado Islámico. Entonces, diferentes actores internacionales participaron a distinto nivel para defender sus intereses. Unos en defensa del régimen dictatorial como Rusia e Irán, otros como los países occidentales, se mantuvieron relativamente al margen, y todos, contra los fundamentalistas.



La larga guerra, que todavía no ha terminado del todo, ha provocado la división del país en territorios controlados por las distintas fuerzas. El documental, PARA SAMA, que cuenta la historia de la joven Waad al Katead, realizado por ella misma a través de imágenes originales grabadas durante los meses previos al conflicto, y durante el asedio de parte de Alepo, es un testimonio de primera mano de las atrocidades vividas por sus gentes. Ella, una joven estudiante universitaria, narra su vida de activista contra el régimen de Assad. Las imágenes principales corresponden cuando ayuda a su marido, un joven médico que ha organizado un hospital de campaña para la población civil herida en los continuos bombardeos de la aviación rusa sobre las viviendas donde se supone resisten los rebeldes.



Durante el conflicto, la protagonista contrae matrimonio y tiene a su primera hija, llamada Sama, que corre, igual que sus padres, enormes riesgos de morir por efecto de las bombas. Entre imágenes de los continuos heridos, algunos a punto de morir, que llegan al hospital, se intercalan otras imágenes del periodo anterior a la fase crítica de la guerra. La directora capta con su cámara el fallecimiento de numerosos niños que son envueltos en telas para ser enterrados por sus familiares. En un caso, el parto de un bebé que tarda en abrir los ojos, después de nacer en medio de la violencia. Los propios médicos son víctimas de los continuos ataques, porque los hospitales son objetivos militares. La pareja protagonista logra escapar de milagro del cerco de Alepo, cuando las tropas gubernamentales estaban cerca de apresarles.  Entre las ruinas de la ciudad pudieron marchar tras las gestiones humanitarias de la comunidad internacional. 



El documental tiene un extraordinario valor como testimonio de las víctimas de la guerra, causadas por la intención del régimen de exterminar a sus oponentes políticos. A la visión del espectador se ofrece toda la magnitud del conflicto sirio. Tardarán muchos años en repararse los daños materiales y humanos causados por la irracionalidad de la guerra. El utilizar todo tipo de bombas para doblegar las ansias de libertad del pueblo. Este testimonio del horror fue merecedor de un premio en el Festival de Cannes, y será candidato a los Premios Oscar.

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