LA PASIÓN DE GABRIELLE


El deseo amoroso es ciego y transciende la realidad social. Las costumbres tradicionales imponen unas normas en la relación entre un hombre y una mujer. No caben todas las fantasias e ilusiones, si amoldar nuestros sentimientos a el marco común de convivencia. En la Provenza francesa de los años 50, una mujer joven sueña con vivir por primera vez un amor verdadero. Nos lo cuenta la película, EL SUEÑO DE GABRIELLE (Mal de pierres), dirigida y escrita por la directora, Nicole García, basada en la novela del mismo título, de Milena Agus. La protagonista quiere conquistar a su profesor que dirige sus estudios a distancia pero choca con la realidad. Está casado y no tiene el mínimo interés en ella.


Los padres de Gabrielle, que tienen una explotación agrícola, ante el comportamiento alocado que presenta, conciertan su matrimonio con un trabajador español, antiguo republicano, ahora en el exilio. Los dos lo aceptan, ella, porque no tiene otra alternativa, y José, por la atracción que le provoca. Las condiciones son aceptables. Le financiarán su negocio de albañilería en la ciudad. No se aman entre ellos, pero van a vivir juntos como se pueda. Si el matrimonio apenas funciona, sin relaciones íntimas, si lo hace la empresa de construcción. En ese tiempo a Gabrielle le descubren cálculos en el riñón, el llamado mal de piedras, que le impide tener hijos, por los fuertes dolores y calambres que le causa.


José se compromete a finaciarle una estancia en una clínica especializada en Suiza. Durante el tratamiento, Gabrielle se enamora de un teniente enfermo del riñón en la guerra de Indochina. Cree haber encontrado el amor de su vida, el hombre con el que satisfacer su pasión de la manera más libre. Un día, cuando se agrava su estado, le trasladan a un hospital en Lyon. Piensa que ha perdido lo que le hacía feliz en el balneario, pero un día le ve entrar de nuevo, bastante recuperado. Entonces, consuman su amor y planifican estar juntos en el futuro, después que ella dejara a su marido. Sin embargo, todo es un sueño de Gabrielle, que se descubre, tanto para ella, como para el espectador de la película, cuando le dan el alta, y regresa a casa.


Gabrielle, fuera del balneario, mantiene sus propósitos,y para ello escribe cartas a André, que le son devueltas. Le confiesa a su marido que está embarazada y piensa que el teniente es el padre de su futuro hijo. La verdad se sabrá años después cuando éste, que tiene un talento especial para el piano, se presente en Lyon a un concurso nacional. El mismo día de la audición, Gabrielle se baja del taxi que llevaba a la familia frente a la casa donde vivía André. De esta manera comienza la película, una explicación en flash back, de por qué hace esto. Al unirse el recuerdo y el momento del relato, continúa la historia cuando la protagonista descubre que el teniente murió poco después de salir en ambulancia de la clínica suiza, que nunca volvió como soñó ella, y tampoco tuvo una relación íntima con él, sino que en realidad fue con su marido.


Fantasía y realidad, amor y pasión, las ansias de libertad de la mujer son encarnadas de manera brillante por la actriz francesa, Marion Cotillard, que justifica los premios alcanzados en su carrera. Un papel a su medida, la de una mujer en un ambiente rural que quiere saltarse los límites impuestos por la sociedad para satisfacer sus deseos. Encontrará la felicidad cuando deje a un lado, en parte, sus ensueños, y se centre en la realidad más cercana de la familia que abraza y respeta su individualidad con amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario