Una relación amorosa entre dos mujeres no era aceptado en EEUU en los años cincuenta. Hay que llegar a hoy día para que pueda desarrollarse en completa libertad y con los mismos derechos que las parejas de distinto sexo. Las dificultades debieron ser muchas para aquellas mujeres que renunciaron al matrimonio con un hombre y seguir su propia naturaleza u orientación sexual en aquellos años. La película, CAROL, dirigida por Todd Haynes, basándose en la novela homónima de Patricia Highsmith, plantea el tema. Las protagonistas son Therese Belivet (Rooney Mara), una empleada de grandes almacenes y Carol Aird (Cate Blanchett), la elegante esposa de un banquero, que se encuentra en trámites para divorciarse.
La iniciativa la toma Carol que se queda prendida de Therese cuando va a comprar el regalo de Navidad para su hija. Ésta se mueve entre un grupo de jóvenes y tiene un pretendiente que quiere casarse con ella, al que pone todo tipo de pegas para hacer vida en común. Quiere mejorar su vida cambiando de profesión. Si tiene recursos, comprarse una cámara y hacerse fotógrafa profesional. Sin embargo, elegirá a Carol, que le había declarado su amor y le había propuesto vivir juntas, tras un periodo de separación entre las dos. Este es el comienzo de la película, cuando se vuelven a encontrar en un restaurante.
La mayoría de la narración fílmica en un flash back que muestra desde el momento de conocerse en los grandes almacenes hasta el viaje que hacen juntas desde Nueva York hasta Chicago, que confirma su relación íntima. Fue un periodo de tiempo en el que Carol esperaba el juicio por la custoria de su hija y pesaba sobre ella una denuncia por inmoralidad por parte de su marido. La grabación de las conversaciones privadas entre las dos amantes por un detective que les sigue, y la preocupación por el futuro de su hija, hace que se separe un tiempo de Therese, mientras acude a las sesiones de un psicoterapeuta aconsejada por su abogado.
Sin embargo, toma la decisión de renunciar a la custodia de la hija, para vivir en libertad según su inclinación. Así se explica aquella cena de reencuentro, cuando Carol le propondrá a Therese vivir juntas. No le responde en el momento porque un amigo les interrupe para llevarla a una fiesta, pero no tardará en tomar la decisión afirmativa esa misma noche al ser consciente de su deseo. Un argumento que la película muestra con un ritmo pausado y una cuidada puesta en escena, que recrea de forma precisa los años cincuenta. Si el color aparece apagado para llevarnos al pasado, el director cuida especialmente los planos y las luces con gran sensibilidad, sobre todo las que iluminan el rostro de la joven Therese, cuyo papel le valió a la actriz que la interpreta, el galardón en el Festival de Cannes.
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