Miss Piggy II, Santiago, 1984 |
La Fundación Mapfre de Madrid dedica una retrospectiva a la fotógrafa chilena PAZ ERRÁZURIZ (Santiago, 1944). Reúne más de 170 obras de fotografía y documentos sobre su larga trayectoria, organizada en distintas secciones con carácter cronológico y temático. En ellas están representadas sus conjuntos y series que realizó. Reciben los siguientes nombres: Agentes y espacios del devenir social; Las edades de la vida (y de la muerte); Reclusión; Lucha y resistencia; El sexo como intrumento de resistencia; Impedimentos de la mirada; La desaparición de una etnia; Fortaleza y debilidad; El circo y Exéresis.
Mujeres por la vida, 1988 |
El centro de la fotografía de Paz Errázuriz es el ser humano, del que muestra su lado más sincero y real. No es el más joven, ni bello, sino el que sobrevive en una sociedad profundamente desigual. Lleva a cabo una labor de documentar a los marginados: enfermos mentales, invidentes, prostitutas, travestis, boxeadores o miembros del circo que transmiten otra belleza. Frente a la juventud, representa también el paso del tiempo al captar a las personas mayores en diferentes aspectos de sus vidas, incluso mostrándose desnudas. Gran parte de su obra la realizó bajo la dictadura, entre 1973 y 1990, por lo que en su actividad está la huella de las luchas y manifestaciones contra el régimen.
Las juezas, Santiago, 1983 |
La sociedad chilena sufrió enormes padecimientos por la falta de libertad, cuyas consecuencias las padecieron especialmente las mujeres. Errázuriz saca a relucir la marginalidad a la que se somete al género femenino. Ella está interesada en mostrar los lugares en los que el Chile próspero parece no existir. Sus series ocurren en asilos y en burdeles, en la calle o en los cementerios, en espacios incómodos o impopulares. Allí es donde se encuentran las personas y las historias que merecen la pena conocer para que nos remuevan la conciencia. Por tanto fotografía siempre lo que conoce, lo que tiene a su alrededor. La excepción es su trabajo Exéresis, dedicada a las estatuas clásicas que muestran cuerpos masculinos que han perdido algunas de sus partes por el paso del tiempo realizado en el extranjero.
Dormidos X, 1979 |
Por otra parte, sus imágenes sirven para denunciar las condiciones en las que viven por ejemplo los enfermos mentales o una etnia condenada a la desaparición. Son fotografías siempre en blanco y negro captadas con un método de trabajo personal, basado en la confianza generada y la convivencia con los individuos retratados a los que se une el tiempo compartido y el respeto mutuo. Su postura es la de la empatía y el conocimiento con estas gentes que la sociedad occidental considera como marginales, pero que la fotógrafa ve como la mayoría.
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