LA PINTURA DE PAUL DELVAUX

El sueño, 1935
El Museo Thyssen de Madrid organiza la exposición, PAUL DELVAUX. Paseo por el amor y la muerte. Un título esclarecedor de lo que supone la pintura de este artista surrealista. Por un lado relacionada con una visión particular de la mujer, entendida como diosa del amor, y por otra, la representación de la estructura ósea del cuerpo, del esqueleto, que significaría la muerte, aunque para el artista se refiere a la vida en tanto que soporte. De la misma manera que otros artistas surrealistas, lleva a la pintura sus obsesiones personales, en este caso, llenas de una visión poética irreal, más allá del tiempo, entre el sueño y la realidad.

La edad de hierro, 1951
La exposición se divide en cinco secciones que corresponden a sus temas preferidos: las Venus dormidas, las dobles, los esqueletos, las arquitecturas y las estaciones. Cuando al aficionado a la pintura le hablan del artista belga, lo primero que se le ocurre es su asociación con la representación de la mujer principalmente desnuda, sola o en pareja con otras mujeres formando escenas junto con otras protagonistas en esta situación. Se ha querido ver una imagen idealizada e inaccesible que se relacionaría con la difícil relación del autor con el género femenino. 

Crucifixión, 1954
El artista, además tiene un especial interés por la arquitectura de la Antigüedad grecorromana, templos, viviendas, basílicas construyen profundas perspectivas donde habitan los personajes femeninos. En ella se recoge la influencia de Giorgio de Chirico, al que admiraba y sus viajes a Grecia e Italia. Por otra parte, el mundo moderno está presente con la representación de las estaciones del ferrocarril. Se construye así,  por tanto,  el universo pictórico de Paul Delvaux basado en la captación poética del inconsciente propio, que se hace arte por la búsqueda de la belleza formal. Una búsqueda anclada en la realidad, pero a la vez, alejada de ella.

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