Mas de nueve mil españoles fueron recluidos por los nazis en campos de concentración y de trabajo durante la Segunda Guerra Mundial. Pertenecían al contingente de exiliados que cruzaron la frontera al término de la Guerra Civil, pues gran parte siguieron combatiendo contra el fascismo. La dictadura de Franco se desentendió de ellos frente a la represión del régimen hitleriano. Una vez acabada la guerra, solo una minoría logró sobrevivir a las duras condiciones de reclusión. Aquellos que lo lograron, no pudieron volver a España, y se convirtieron en auténticos apátridas, hasta lograr establecerse en países como Francia. Su historia pareció olvidada durante muchos años hasta que a finales del siglo XX y comienzos de nuestra centuria, se intensificaron las investigaciones para recuperar su memoria como un gran ejemplo para las nuevas generaciones. En este contexto surgió un personaje que se hizo pasar por uno de aquellos supervivientes. Lo cuenta la película, MARCO, de los directores Aitor Arregi y Jon Garaño, un personaje que llegó a ser presidente de la Asociación Española de los Deportados.
La mayoría de los recluidos por los nazis lo fueron en los campos de Mauthausen y Butchenwald para los varones, y Ravensbrück para las mujeres. Unos pocos lo hicieron en otros como Flossenbürg. Este es el supuesto caso del falso deportado Enric Marco, que desde el final del franquismo se construyó una personalidad distinta a la que tenía, de simple trabajador en la dictadura, para convertirse en ejemplo de aquellos jóvenes que luchaban por las libertades. Luego, llegaría a presidente de la asociación de deportados españoles, donde ejerció varios años hasta ser descubierto en 2005. Un joven historiador denunció que nunca estuvo en ese campo de exterminio nazi donde apenas hubo más de cien españoles. No aparecía en las listas conservadas, por lo que sus fotocopias las había manipulado para ingresar en la asociación, aparte que nunca le concedieron el certificado oficial. Su engaño le llevó a ser presidente de la misma, organizando actos en memoria y dando charlas en los centros educativos.
A Enric Marco le favoreció que sabía un poco alemán, pues fue uno de aquellos trabajadores que Franco envió a Alemania en plena guerra para mantener su esfuerzo bélico. Había nacido en 1921, y en la madurez de su vida, decidió cambiarla radicalmente, para hacerse pasar por un deportado olvidado de los campos nazis. También se casaría de nuevo con una profesora y crearía una nueva familia. Sin embargo, todo se vino abajo cuando un historiador averiguó la verdad. Era la época del gobierno de Zapatero que impulsó la primera Ley de Memoria Histórica y empezamos a ser conscientes de este pasado trágico y recuperar el legado de sus protagonistas. Marco se resistió a aceptar su grave impostura ante los deportados vivos y sus descendientes que integraban la asociación. Incluso pretendía dar el discurso principal frente al Presidente del Gobierno en el acto de Mauthausen. Su caso saltó a los medios de comunicación, al público en general, de cómo una persona puede llegar a cometer tal mentira, mantenerla el tiempo, sin un beneficio concreto, solo el del prestigio personal, de engrandecer su ego.
Tras el descubrimiento de su caso, Marco no se mantuvo callado, sino que intentó, por sus dotes comunicativas, defenderse y reivindicar su personalidad, a pesar de la grave mentira. Participaría, de esta manera, en un documental; estuvo en contacto con Javier Cercas, que escribió un libro sobre él, cuyas imágenes de un acto del libro, muestran cómo se atrevió a interrumpirlo para criticar al autor; y supo del proyecto de la presente película muchos años atrás antes de su muerte en 2021.
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