EL FUTURO EN EL PLANETA DESÉRTICO


 Cuando estudiamos el pasado del ser humano nos podemos remontar hasta un millón de años, o hacia los cien mil o veinte mil años cuando, por ejemplo, se hacían las pinturas rupestres en el Paleolítico. Si pensamos en el futuro partimos de la idea que el progreso tecnológico nos permita viajar entre las galaxias y conocer planetas lejanos. El ser humano piensa que podrá salir de la Tierra, superar las dificultades climáticas y medioambientales, la superpoblación que atenaza los recursos naturales, encontrar nuevos territorios que explotar para mostrar su poder. Es lo que hacen relatos y películas que nos proyectan al futuro y nos evaden de nuestra rutina diaria. La película, DUNE, dirigida por Denis Villeneuve nos retrata el futuro del año diez mil de nuestra era, donde gobierna el Imperio y las casas nobles que extienden su dominio sobre los planetas a su servicio.




La acción de la película se desarrolla sobre todo en el planeta desértico, Arrakis, habitado por el pueblo Fremen, que ven cómo se explota una sustancia que se encuentra en la arena, una especia que sirve como droga para los largos viajes interestelares. El Imperio está interesado en su obtención que lleva a cabo la familia Harkonnen, que a través de un ejército cruel obtienen enormes beneficios. Sin embargo se enfrentan a la guerra continua con los nativos y con unos gusanos gigantes que atacan al menor ruido en la superficie. Por ello, el emperador decide ceder el planeta a la Casa de los Atreides, otra familia noble, de maneras más civilizadas, para que explote el planeta desértico. Pero todo resultará un engaño, para aniquilar este linaje llevado a cabo por los Harkonnen, que no renuncian a los enormes beneficios que produce el planeta, al servicio del Imperio.




La historia que cuenta Dune muestra el enfrentamiento entre el bien y el mal, regido por unos valores que nos retrotraen a la Edad Media. El final de esta primera parte de lo que será una serie de varias películas es abrupto. La Casa de los Atreides no ha sido exterminada. Han logrado salvarse de la traición, el primogénito y la madre, gracias a sus poderes singulares. Parece ser que el joven príncipe, educado en el combate, será el futuro líder que reparará la injusticia cometida por el Imperio y sus secuaces. Muchas son las incógnitas. Mientras, descubrirán los atractivos del planeta Arrakis y el apoyo del pueblo Fremen.

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