TIEMPO DE SILENCIO


Por muchas películas que se estrenen sobre la Guerra Civil y sus consecuencias, el tema resulta inagotable por las situaciones extremas que se vivieron durante aquellos años. Se puede afirmar, que la realidad supera a la ficción, tanto literaria como cinematográfica. De esta manera, vuelve a las pantallas a abordarse la historia de un topo. Aquella persona que se escondió para evitar ser ejecutado sin juicio previo por los falangistas en la retaguardia del bando sublevado. La dura represión que se produjo tras el avance del ejército de Franco, se centró sobre los cargos políticos republicanos, aquellos militantes de sindicatos y partidos, maestros o gente señalada por rivalidades dentro de los pueblos. La película, LA TRINCHERA INFINITA, dirigida por Aitor Arregi, Jon Garaño y José Mari Goenaga, narran la historia de un concejal que se va a esconder más de 30 años en su casa después de escapar de una muerte segura.


Higinio salta del camión que le lleva al paredón junto a otros presos detenidos por el bando sublevado. Sería ejecutado y enterrado en una fosa anónima como tantos otros. Sin embargo, logra volver a su casa mal herido. Rosa, su joven esposa le oculta en un hueco del suelo junto a las tinajas. Allí pasa un tiempo muy difícil, pues el vecino, con animo de venganza, les vigila constantemente. Luego se trasladan a la vivienda de su padre, que informado, le prepara un refugio oculto, en mejores condiciones, tras las puertas de un aparador. Desde ese momento, ella se dedicará a los arreglos de ropa, continuando el negocio de la suegra. Higinio espera ansioso la victoria de los aliados en la Segunda Guerra Mundial, para que obliguen a Franco a poner fin a la dictadura fascista. Pero el tiempo pasa y el régimen acaba siendo aceptado en la ONU.


Sin señales de cambio, la pareja protagonista, decide tener un hijo. Para ello, Rosa, una vez embarazada, decide irse con unos familiares, para luego volver con el retoño, simulando que es un sobrino huérfano. La vida en tan largo cautiverio sólo se verá alterada en cuatro ocasiones. En una de ellas, cuando la protagonista se encuentra de viaje, la casa es aprovechada por una pareja de homosexuales del pueblo para tener sus encuentros. Higinio conseguirá de ellos la complicidad, especialmente del cartero, que le traerá comida caliente, mientras regresa su mujer. En otra ocasión están a punto de descubrirle. Su antiguo vecino rompe la puerta trasera, con el afán de encontrar el lugar, entre las paredes, donde sospecha se esconde el protagonista. El regreso del hijo frustra el último intento de alterar su vida encerrado.


En los años sesenta España cambia con la llegada de turistas y el desarrollo económico. Higinio puede informarse por la radio y la televisión de los acontecimientos. Tras más de treinta años escondido, Rosa y su hijo, ya mayor, no soportan la situación de Higinio, que les condiciona su vida. En un momento dado, la mujer decide marcharse a la playa a conocer el mar. El protagonista no quiere acompañarla por el riesgo que supone todavía. Pero en ese momento, 1969, se entera que el gobierno ha indultado a aquellos perseguidos por hechos antes de 1939. En este momento sale de la casa y puede reencontrarse con una libertad tanto tiempo perdida.

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