TESTIGO DE LA GUERRA


La red de Internet ha permitido que la información se transmita a mayor velocidad desde los lugares más remotos y peligrosos del mundo. Sin embargo, también hace más fácil su manipulación al extenderse por las redes sociales, donde un individuo o un gobierno dictatorial, tienen la capacidad de intervenir. Los hechos reales se pueden distorsionar y convertirse en la propaganda de un grupo terrorista o de mandatarios despiadados. En esta época de la llamada, posverdad, se necesita más que nunca la figura del periodista, un intermediario solvente entre los hechos, por más crueles que sean, y los lectores. La película, LA CORRESPONSAL, dirigida por Matthew Heineman, cuenta la arriesgada vida profesional de Marie Calvin, periodista de guerra del periódico británico, The Sunday Times.


Marie Calvin, madre frustrada, tenía la imperiosa necesidad de ser una periodista al límite, de jugarse la vida en cada una de sus misiones para contar la verdad de un conflicto bélico. Llegaba mucho más lejos que otros para ser testigo de los horrores de una guerra civil. No le importaba cruzar la línea del frente para hacer una entrevista a un líder rebelde o comprobar las consecuencias letales de la guerra en la población inocente. Siempre creyó que los medios de comunicación, incluso los más serios, se dejaban información imprescindible sin contar, impidiendo que los lectores comprendiesen la realidad lo más cerca de la verdad. Ese afán le fue minando la salud física y mental. Ser testigo de los horrores de una guerra, aun no siendo partícipe directo en ella, acaba afectando, si estas muy cerda de escenas de tortura o de la muerte de población civil.


La película recuerda momentos importantes de la vida de Marie Calvin, desde comienzos del siglo XXI. En primer lugar cuando perdió el ojo izquierdo, que la obligó a llevar un parche desde ese momento, en el conflicto de Sri Lanka. Luego en las guerras de Irak y Afganistan. En el primero de ellos, llegó a adelantarse al avance de las tropas norteamericanas sobre Bagdad, para contar la represión de Sandam Husein, participando en la apertura de una fosa común de los represaliados del régimen. La llamada Primavera árabe hizo que numerosos países del norte de África y Oriente Medio iniciasen conflictos sangrientos. Así, la protagonista, llegó a entrevistar a Muamar el Gadafi, y después contar, el final del dictador delante de su cadáver, mientras el público se hacía selfis con el móvil.


El último de los conflictos donde estuvo fue la guerra de Siria, que afectaría directa e indirectamente a muchos países. Podría recibir el nombre famoso de madre de todas las batallas, porque ha supuesto miles de muertos y millones de refugiados. Numerosas ciudades sirias han sido completamente destruidas. Todavía no ha terminado del todo. La guerra civil continua entre el gobierno del Bashar el Asad, apoyado por Rusia e Irán, y la oposición al régimen. Por otra parte, los terroristas del estado islámico que tuvieron bajo su control gran parte del territorio. Marie Calvin, opinaba que era el peor en el que había estado por la violencia indiscriminada contra la población civil. Un conflicto que pondría fin a su vida, a su afán de dar a conocer al mundo las realidades más cruentas a las que puede llegar el ser humano.

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