EN BUSCA DE LA BELLEZA

A la ciudad de Roma se la conoce también como la Ciudad Eterna porque su origen se remonta a los albores de la Historia, capital de un Imperio y centro de la religión cristiana. Ha protagonizado hechos relevantes del pasado y en sus calles se conservan edificios y esculturas de los más significativos estilos artísticos que allí surgieron. En esta urbe con tan legendario pasado se desarrolla LA GRAN BELLEZA ( La grande bellezza ), realizada y escrita por el director italiano Paolo Sorrentino, que ha recibido cuatro Premios del Cine Europeo, incluyendo Mejor película y director. Galardones merecidos para un argumento centrado en el personaje protagonista del afamado periodista, Jep Gambardella, escritor frustrado de una única novela de juventud. Vive cómodamente en un moderno apartamento con una terraza con vistas al Coliseo. Tiene una intensa vida social que desarrolla con un grupo de amigos con los que asiste a numerosas fiestas.
Disfruta de una auténtica dolce vita nocturna con una clara inspiración de la película de Fellini, por la temática y por la selección de los actores. Ha entablado relación íntima con numerosas mujeres, pero este verdadero dandi, le obsesiona el recuerdo de su primer amor de juventud frente al mar. Como acaba de cumplir años e ir camino de la vejez se embarca en una atractiva reflexión visual sobre el sentido de su existencia, y en el contacto con los amigos, la visita a numerosas fiestas y exposiciones artísticas de Roma, confiesa que el objetivo de la misma es la búsqueda de la gran belleza, de ahí el título, que nunca ha encontrado. Muestra los atractivos del arte antiguo y moderno de la ciudad de Roma y el papel relevante de la Iglesia católica a la que critica veladamente su ostentación, mientras exalta la autenticidad de la pobreza.
El protagonista aparece ante el espectador desencantado con la vida con una actitud cínica ante lo que le rodea, que él considera una comedia de la nada, en la que la realidad humana se muestra en toda se crudeza. A él le gustaría volver a escribir sobre ella como hizo en su juventud, pero como le pasó al escritor francés Gustave Flaubert, su pretensión no se concretará nunca.

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