GUERRA CONTRA EL IMPERIO


 

A lo largo de la historia se han sucedido numerosos imperios. Poderes absolutos impuestos por la fuerza militar sobre amplios territorios desde hace unos cinco mil años. Han encumbrado a una élite político social de carácter religioso la mayoría de las veces. Dicho poder se fundamenta en el control de los recursos económicos y su distribución en el conjunto de la población: en primer lugar, son recursos agrícolas, luego comerciales. El paso del tiempo y las transformaciones tecnológicas han cambiado a los actores. Las élites se han revestido de nobleza y las religiones se han hecho más próximas al ser humano. Los grandes grupos sociales, plebeyos o esclavos han sido incorporados de una forma menos desigual a la organización política. En el mundo contemporáneo, participan en la elección de nuestros gobernantes como ejercicio democrático. Sin embargo, en el fondo, la desigualdad permanece, de unos grupos enormemente ricos, y una gran mayoría pobre. El uso de la fuerza ya no es tan necesario, se emplea el control religioso e ideológico a través de los modernos medios de comunicación.



En el futuro, según la película, DUNE: PARTE DOS, del director Denis Villeneuve, basada en la novela de Frank Herbert, la violencia de la guerra inherente al ser humano y presente en todas las épocas de nuestra historia, sigue más de actualidad que nunca. De la misma manera que la lucha por el poder de unas élites que se creen superiores a la mayoría de la población, en favor del control de los recursos naturales. Nos encontramos más allá del año diez mil de nuestra era. El planeta Tierra se ha quedado pequeño y las estructuras políticas de dominación se establecen a nivel del Universo. Se puede viajar entre planetas a largas distancias. La tecnología es muy avanzada para el transporte interestelar, pero en cambio, hay regresión política. Domina un imperio que se basa en el poder de unas casas nobles, que nos recuerda el Feudalismo de la Edad Media. Continúa la primera parte de la saga. La familia de los Atreides fue enviada al planeta Arrakis para su explotación económica, pero era una trampa del emperador para su eliminación en favor de los Harkonnen, de métodos más violentos.



Los supervivientes, Paul y su madre Jessica, tratarán de vengar la traición, movilizando al pueblo Fremen, que viven en las partes más recónditas e inhabitables. Primero, pondrán en jaque a los ejércitos del violento barón, que explota la especia al servicio del imperio. Para ello, se harán con el poder entre los habitantes del desierto. Jessica se convertirá en la Reverenda Madre, su líder religioso, y su hijo, en el esperado mesías, que les conducirá a la victoria. Mientras, Paul vive una historia de amor con Chani, una prominente luchadora de las Fremen, que forman una sociedad igualitaria entre hombres y mujeres. También, Jessica, se vale de sus artes mágicas para reforzar el liderazgo de su hijo, ayudada por las primitivas creencias del pueblo subyugado. Segundo, Paul, revestido de ese poder casi religioso, se hará con el trono tras derrotar al mismo emperador de forma imprevista, impulsado por el arsenal nuclear almacenado en secreto. Emprende, en este momento, una Guerra Santa contra las otras casas gobernantes, que no le reconocen su autoridad. Será, seguramente, en la siguiente entrega de la saga, que por sus efectos especiales y buen tratamiento argumental y visual, mantienen el interés del espectador.

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