LA MIRADA DEL ADIÓS

 

 

El cine dentro del cine puede ser un recurso para contar una historia del pasado. Es lo que hace el director Víctor Erice en su última película, CERRAR LOS OJOS, treinta años después del Sol del membrillo. Convertido en un director de culto en nuestro país sorprendió ya octogenario en el pasado Festival de Cannes. El argumento empieza y termina con las supuestas imágenes de una película inconclusa ambientada en la posguerra. El espectador al principio se deja engañar. Un judío sefardí que había ayudado a otros de su condición a pasar la frontera huyendo de los nazis, pide a un antiguo anarquista en una villa al sur de Francia, que busque a su hija en China ya que se encuentra enfermo y le gustaría tenerla cerca y cruzar su mirada con ella por última vez. Le confía este trabajo porque es un hombre de acción que seguro lo llevará a cabo. A los espectadores les hubiera gustado que esta fuera la película realizada por Erice, pero es un fragmento de una película frustrada cuando el actor principal, el que hacía de investigador, Julio Arenas, un actor famoso en su momento, desapareció del rodaje y no se supo nada de él nunca más. 



Miguel Garay, el frustrado director, amigo de juventud del actor desde sus años en la mili en la marina, será quien se encargue de revivir el rodaje y contar su historia a partir de unos pocos objetos conservados. Una periodista de televisión va a presentar su caso en su programa de desaparecidos. Este director, dejó la profesión a raíz de aquello, y se refugió en la costa de Almería para dedicarse a la traducción y a la pesca. Al revivir el misterio de su desaparición le obligará a contactar con su hija, el montador de la película fallida, y una de sus novias. Todos se preguntan el por qué de los sucedido. Se sabía que días antes de su desaparición se encontraba alterado. Bebía mucho. Se decía que estaba con una mujer casada. Sólo se encontró su coche al borde de un acantilado, sus zapatos y sus ropas, como si hubiera caído al mar o se hubiera suicidado. Un día, una asistente social de un asilo en la costa andaluza llama a la periodista televisiva que hay un hombre que podía ser el famoso Julio Arenas.



El supuesto actor fue encontrado como un indigente tras sufrir una insolación sin documentación ninguna, ni recordar nada de su pasado ni de su identidad. Fue llevado a un asilo, donde vive haciendo pequeños arreglos a las monjas que dirigen el establecimiento. Lo único que ha logrado contar es que ha viajado por todo el mundo, y guarda con mucho celo una fotografía de una joven vestida de china. Miguel le identifica fácilmente como su amigo, aunque éste no, incluso cuando le muestra la imagen de ellos juntos en la mili. Tampoco reconocerá a su hija, que era una niña cuando desapareció. La fotografía que cuida con mimo es de la película, de la joven que tiene que buscar. Por ello, Miguel piensa hacerle reaccionar proyectando el fragmento final de su película. El momento cuando trae de regreso de China a la joven para que el padre anciano puede despedirse de su hija tras muchos años separado. Será el momento de su muerte, y el desconsuelo de ella, su última mirada.



De esta manera, termina la larga película de Víctor Erice, con el primer plano de Julio Arenas y la joven, en la titulada película, La mirada del adiós,  luego solo el primero con los ojos abiertos para ser cerrados inmediatamente, ya en tiempo presente. Un juego de muchos que aparecen a lo largo del metraje que aluden al propio autor, que no llegó a realizar todos los proyectos cinematográficos por el tipo de cine, poético y artístico que quería hacer tras El espíritu de la colmena y El sur. Una preocupación estilística que se observa en Cierra los ojos, que muestra momentos de gran belleza, en planos generales y primeros planos sostenidos frente al espectador, con un ritmo lento, donde sobresale la palabra de los actores demostrando un soberbio trabajo. Se juega con el tiempo, y se recuerda con nostalgia el pasado, el real y el imaginario de los argumentos de dos películas en una, comprendidas como una búsqueda que nosotros interpretamos como un proceso difícil para recuperar la inspiración y el talento artístico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario