EL OCASO DE LA DIVA




Llegar a lo más alto en la música, por prestigio y fama, está reservado a unos pocos. Si se parte de un nivel social bajo, el mérito es doble. El problema reside en mantenerse en la cumbre sin sucumbir al poder que te confiere dicho estatus. Saber compaginarlo con la vida personal. Respetar a las personas más cercanas con quien trabajas. No hacerlo corres el riesgo de volver de nuevo a un nivel inferior. Tienes que tener presente que tu puesto es deseado por muchas personas que no te creen infalible. Y otras harían lo posible para quitarte del pedestal con tal de vengar una humillación o unas palabras hirientes. Si la organización es democrática no puedes actuar con soberbia y autoritarismo. Cualquier episodio oscuro del pasado tarde o temprano saldrá a la luz, si ha supuesto un daño intencionado y hay otras personas que lo conocen, pero han sido invalidadas. En este contexto se desarrolla la película, TÁR, escrita y dirigida por Todd Field.






La película cuenta con brillantez la caída desde los más alto de Lydia Tár, una prestigiosa directora y compositora de música clásica. Ha recibido todos los premios en este ámbito. Ha dirigido las orquestas titulares más importantes. Ha recalado, según sus deseos, en la afamada Filarmónica de Berlín, la primera mujer en hacerlo, y de orientación homosexual. Vive con su pareja, la primera violinista de la orquesta, y tiene una hija. Le gusta rodearse de jóvenes que fueron aprendices becarias para formarse en la dirección orquestal. En este momento de gloria está a punto de publicar sus memorias. También en grabar en vivo la Sinfonía nº 5 de Mahler. Cuida especialmente los ensayos, el momento, según ella de mayor creatividad de un director, cuando puede indicar a los músicos los tiempos y los matices de sus instrumentos. Un director no es un robot frío, sino que aporta sus sentimientos, lo que quiere decir el compositor. 






Lydia Tár ha tenido una vida entregada a la música desde joven. Su maestro fue Leonard Bernstein. Llegó a estudiar incluso las músicas indígenas de la selva amazónica. En una de estas expediciones de investigación con dos de sus pupilas fue cuando se produjo el suceso que ahora le atormenta y le causará su desgracia. En sueños le viene a la cabeza escenas de su relación íntima con una de ellas. Luego haría todo lo posible para apartarla de su lado. Su suicidio empieza a minar su prestigio porque todo sale en los medios. El escándalo coincide con la toma de decisiones en la Filarmónica de Berlín, cuyo poder en el fondo es colegiado entre patrocinadores y músicos. Su matrimonio, igualmente, se tambalea porque deja a su esposa al margen, sin informarle de nada. Le boicotean la presentación de sus memorias en Nueva York. Finalmente, es despedida, y al comienzo de la grabación de la sinfonía, agrede al nuevo director, que había conspirado contra ella.






Lydia Tár, interpretada por Cate Blanchet, aparece en todas las escenas de la película, que relata su declive hasta volver a la casa de su infancia. Le ha perdido el autoritarismo en el ejercicio del poder. Su falta de empatía con los demás. Anteponer sus intereses personales sobre los deseos de su entorno. Además aprovecharse, de alguna manera, de aquellas jóvenes becarias que pretendían hacer carrera en la dirección orquestal. Pudo mantenerse en la cima de prestigio mientras no alteró un cierto orden tradicional donde la fama va a acompañada de discreción y respeto por las auténticas fuerzas del poder. Una vez vulnerado, le hicieron perder toda la vanidad de la que hacía bandera. Al mostrar las múltiples aristas de una persona, desde la cumbre hasta la caída, ya le ha valido a la actriz, un Globo de Oro. Su derroche de energía le hace seria aspirante al Oscar.
 

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