MESTIZAJE SOBREHUMANO


 El relato cinematográfico puede tener una forma realista y tratar un tema fantástico. Puede convertirse en metáfora de una particular realidad del ser humano. Es el caso de la película TITANE, escrita y dirigida por la francesa Julia Ducournau, que ganó la Palma de Oro en el Festival de Cannes. Nos cuenta con un portentoso estilo visual, la historia de una joven que engendra y llega a parir un bebé mezcla entre humano y automóvil. La protagonista tuvo un accidente de coche en la que le tuvieron que implantar una placa de titanio en el cráneo cuando era niña. De adulta, su mal comportamiento infantil, se ha convertido en una psicopatía que le lleva a asesinar tanto a hombres como a mujeres. Se gana la vida como showgirl en las ferias, especialmente de coches que tanto admira por su trauma.




En una de las ferias de coches tuneados se produce el encuentro íntimo entre la protagonista con el Cadillac sobre el que había realizado un espectáculo erótico. A causa del mismo se queda embarazada de forma extraña lo que provoca su desesperación y el incremento de su locura asesina. Después de matar a sus padres huye, pero se da cuenta que le persigue la policía. Entonces, observando carteles de niños desaparecidos a quienes todavía buscan como adultos, se hace pasar por uno de ellos. El que fuera su supuesto padre, un jefe de bomberos, la lleva a su casa para cuidarla. Pronto, ambos descubrirán la verdad de cada uno. El primero está obsesionado con el hijo perdido y hará todo lo posible para compensar la pérdida que no ha superado. La segunda llegará a mostrarle que está embarazada, después de hacerse pasar por un joven maltratado.




Al final, el jefe de los bomberos, en la línea de su trabajo, ayudará a traer al mundo al nuevo ser, un engendro entre mujer y máquina, donde la sangre de la madre se ha transformado en grasa, a través de un parto difícil que provoca la muerte de la gestante. Para el jefe de bomberos es un momento satisfactorio pues recupera al hijo perdido. El relato se ha convertido en una metáfora extrema de la condición de la mujer tratada como objeto por la sociedad como si fuera un original coche. A la que se esclaviza, igualmente, con la maternidad, muchas veces no deseada, eludiendo la existencia de la condición transgénero, por lo que la explotación de la mujer por su cuerpo, es a su vez del hombre. Tanto uno como otro deben considerarse dentro de una misma existencia, independientemente de las inclinaciones individuales.

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