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Julia Jackson, 1867 |
La captación de la verdad está asociada a la fotografía desde
su nacimiento en 1839 en Francia e Inglaterra. Desde muy pronto surge
el debate si es una nueva manifestación artística con la cual se
crea la belleza o simplemente una técnica que permite documentar la
actividad intelectual. Uno de los nombres más importantes de la
fotografía del siglo XIX fue JULIA MARGARET CAMERON, a quien la
Fundación Mapfre de Madrid dedica una exposición con más de cien
obras, junto con libros ilustrados y cartas. Se recoge así su
trayectoria dedicada a esta actividad, principalmente en la década
de los sesenta y primera mitad de la siguiente hasta 1875
cuando se trasladó con su marido a Ceilán. En 1863 recibió como
regalo una cámara de fotos. Ella tenía entonces 48 años, comenzó
entonces una carrera para crear arte a
partir de la realidad.
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Annie, 1864 |
Pretendió desde el primer momento centrarse en el retrato para el
cual utilizó como modelos a sus familiares, sirvientes y amigos,
entre los cuales se encontraban los más importantes escritores,
artistas y pensadores británicos. Su primer éxito le llegó pronto,
en 1864 con el retrato de una niña, Annie. Luego le seguirían
las representaciones de Madonas y composiciones que aludían a obras
literarias. Para ello se inspiraría en la poesía o en la pintura
del Renacimiento. Ella inició un estilo fotográfico que trata de
dar el carácter pictórico a ésta. No en el sentido de crear un
ensayo previo para luego llevarlo al lienzo. Nadie mejor que ella
logró fotografiar a la mujer y a los niños, aunque tuvo relevantes
competidores en la Inglaterra victoriana
representados en la exposición
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William Herschel, 1867 |
Las buenas relaciones sociales que desarrolló a lo largo de su
vida, no sólo le permitieron dominar y practicar la fotografía, así
como utilizar modelos famosos o ilustrar libros de poesía como
los de Alfred Tennyson, sino ser reconocida por otros
profesionales al pertenecer a la Photographic Society de Londres y la
compra y exposición de su obra en el South Kensington Museum, en la
actualidad conocido como Victoria and Albert Museum de Londres.
Tuvo una estrecha relación con su fundador y primer director, Sir
Henry Cole, que llevó a la institución a ser el mayor coleccionista
de su obra, e incluso a cederle dos de sus salas como estudio. Sin
embargo, recibió numerosas críticas de sus contemporáneos por sus
técnicas poco convencionales, que rompían con las reglas
establecidas.
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The Red and White Roses, 1867 |
Su manera o estilo de enfrentarse a la fotografía le hacen
adquirir un carácter innovador en la actualidad. También sabemos
que la técnica de aquel periodo era compleja, la llamada del
colodión húmedo, a partir de negativos en soporte de cristal, que
exigía pericia y rapidez en todo el proceso de la toma fotográfica.
Con frecuencia las placas de este material recogían marcas de
arañazos, raspaduras, e incluso se quebraban. La artista aceptaba la
presencia de estos errores y los incorporaba a la imagen resultante.
En su época fueron considerados como descuidos y muestras de su
falta de técnica. Por otra parte apostó por el empleo del
desenfoque, mientras otras buscaban la mayor nitidez posible. Una característica que al principio fue casual debido
a las lentes que empleaba o al movimiento de los modelos obligados a
permanecer en la misma pose. Creó, de esta manera un estilo propio,
por una parte, experimental, buscando las distintas posibilidades del
medio, por otra, muy expresivo, con una estética peculiar, y como se ha dicho, misteriosa, que influirá en generaciones futuras.