EL PAISAJE BARROCO

Claudio de Lorena. 1644. Paris. Museo del Louvre
El Museo del Prado organiza y presenta la exposición en colaboración con el Grand Palais y el Museo del Louvre de Paris, ROMA. Naturaleza e Ideal. Paisajes 1600-1650, que se puede ver en Madrid entre el 5 de julio y 25 de septiembre de 2011. Reune más de un centenar de pinturas y dibujos de treinta y seis artistas europeos que trabajaron en Roma en la primera mitad del siglo XVII y contribuyeron a crear el género del paisaje. La muestra se divide en seis apartados: Annibale Carracci, Paul Bril, Adam Elsheimer; La evolución del paisaje boloñés; La evolución del paisaje nórdico y su proyección europea; La Galería de Paisajes del palacio del Buen Retiro; Claudio de Lorena (1600-1682) y Nicolas Poussin (1594-1665), que siguen una secuencia cronológica, resaltando la importancia de cada protagonista.
Queda demostrada la contribución de Annibale Caracci y la escuela boloñesa por un lado, y de los autores nórdicos por otro, en la creación de un tipo diferente de pintura, autores conocidos para el gran público y otros no tanto, pero igualmente atractivos. El espectador puede observar pinturas y dibujos basados en el natural o reinterpretados de forma ideal a partir del mismo. La naturaleza es la verdadera protagonista, junto con historias mitológicas o de la Antigüedad y religiosas, también de género, que se desarrollan con pequeños figuras. Hay artistas que sólo pintan éstas y otros sólo paisajes, o ambas cosas a la vez.
La exposición responde a la pregunta de por qué fue en Roma donde se creó y se desarrolló este género de forma extraordinaria. En primer lugar porque la Ciudad Eterna reunía un conjunto de vestigios arquitectónicos de la Antigüedad clásica extraordinario y éstos van a ser representados por los pintores continuamente, aplicando distintos colores y luces cambiantes. En segundo lugar, por la existencia de un gran número de coleccionistas y aficionados a este nuevo tipo de pintura, que atrajeron a su vez, un gran número de importantes pintores que coincidieron en el tiempo y trabajaron juntos muchos de ellos. Asimismo, se destaca la importancia para el desarrollo del género, de la labor coleccionista de Felípe IV, rey de España, que encargó a diversos artistas residentes en Roma, pinturas de paisaje para decorar el nuevo palacio del Buen Retiro de Madrid.
Los paisajes se representan normalmente con sucesivos planos paralelos que tienen a su vez distintas luces, sea el primer plano o el fondo. Sobresalen los que incluyen un punto de fuga montañoso o la linea del horizonte con el mar. Unos son agrestes de afiladas rocas y rios que caen en cascada, y otros, representan puertos repletos de arquitecturas clásicas a la puesta del sol. En ellos vemos figuras de algún santo solitario, que vive en penitencia o momentos de la huida a Egipto. Igualmente nos encontramos con escenas mitológicas del baño de Venus, o de los trabajos de Hércules, como las más repetidas junto a las de ninfas y sátiros en perpetua bacanal. También escenas de género, pastoriles con personajes de la época y animales. La técnica predominante es la pintura al oleo sobre lienzo y cobre, éste especialmente para los pequeños formatos.

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