Después de la falta de resultados en la búsqueda de la fosa con los restos de Federico García Lorca, uno de los más famosos poetas y dramaturgos de la literatura universal, asesinado en Granada a comienzos de la Guerra Civil, comparto la opinión de Ian Gibson (El Estado debe buscar de una vez a Federico García Lorca, El País, 30 de diciembre de 2009), de que deben continuar los trabajos para localizarla, especialmente, y de las demás víctimas en ese lugar de dicho conflicto.
Debe cerrarse así una herida abierta que dura más de setenta años y que impide una visión conciliadora de nuestro pasado. La injusta y horrorosa "desaparición" del insigne poeta, valdría ella sóla como justificación, sin importar esfuerzos. Ningún estado que presuma de democracia avanzada, seguridad y libertad, puede tener tal lastre en su pasado sin resolver de forma adecuada.
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