LA NUEVA DICTADURA


 La desigualdad se ha incrementado en nuestros días. Primero sucedió con la crisis financiera internacional desde 2008, ahora por los efectos de la pandemia de coronavirus. Los pobres son cada vez más pobres, y se separan cada vez más de los ricos. El salario de los trabajadores es una mínima parte de sus directivos. La única solución se encuentra en el Estado por la capacidad de redistribución de los recursos entre las clases menos desfavorecidas. Si los grupos cuya vida es más precaria no tienen un ingreso mínimo que amortigüe acontecimientos extraordinarios, que afectan al sistema económico capitalista, podría estallar la rebelión social. 


Si en esta dialéctica entre ricos y pobres, entre los que se encuentran más integrados en la estructura de poder estatal, y los menos favorecidos que trabajan para ellos, o les sirven como criados, éstos atacasen a sus empleadores, a los detentadores del poder económico, no dudarían en emplear la fuerza militar para controlarles. Esto es lo que sucede en la película, NUEVO ORDEN, escrita y dirigida por Michel Franco, merecida ganadora del Premio del Jurado en el Festival de Venecia. Cuenta que la vida de una familia acomodada es interrumpida por el asalto de las masas empobrecidas, que entran para apoderarse del dinero, las joyas y destruir la lujosa vivienda. En esta incursión violenta participan los criados, conductores y guardaespaldas de los ricos propietarios.



El resultado del asalto, a parte de los daños materiales, son numerosos heridos y fallecidos entre los que se encuentran la dueña y el padre de la novia, que ha logrado salvarse al salir a ayudar a un antiguo criado que tenía a su mujer enferma. A causa de la rebelión social, por la pobreza, que está ambientada en la capital de México, donde los barrios de los ricos son atacados, el gobierno da un golpe de Estado, desplegando a las tropas por la ciudad, matando a los insurgentes y manifestantes acampados. El resultado es un nuevo régimen dictatorial, de carácter militar,  de extremada crueldad, que separa los barrios de los trabajadores de los ricos, pero lo más peculiar, que un grupo de ellos, se dedican a robar, ahora con las armas, a aquellos potentados que en apariencia defiende.



La película muestra, por tanto, un régimen económico injusto, de fuertes contrastes económicos entre ricos y pobres, donde el Estado favorece a las clases poderosas, y cuyos altos dirigentes, se ven favorecidos por ellas en un entramado corrupto. Sin embargo, la lucha de los grupos desfavorecidos, al hacerse violenta, con la connivencia incluso de los grupos más próximos a los ricos, se convierte en un problema más grave. El supuesto nuevo orden no es sólo más injusto económicamente, sino más violento y corrupto en sus métodos, privando de libertad a toda la sociedad, incluso a quien dice defender, convirtiendo al uso de la fuerza armada en la única ley.

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