El director francés Robert Guédiguian trata problemas de gran relevancia social en su última película, LAS NIEVES DEL KILIMANJARO (Les neiges du Kilimandjaro). Un sindicalista cincuentón, Michel, fuerza su despido en sustitución de otro compañero que iba a serlo y otros diecinueve más en una restructuración laboral en el puerto de Marsella. Con su edad puede acceder a la prejubilación y recibir una indemnización. Tiene dos personajes a quien admira, Jean Jaures con sus ideales socialistas, y Spiderman, el superhéroe de sus fantasías juveniles. Coincide con el aniversario de su matrimonio con Marie-Claire. Los compañeros y amigos le regalan dinero y un viaje a África en reconocimiento de su labor y sacrificio por los demás.
Las cosas cambian cuando unos atracadores asaltan su casa y les roban el dinero recibido y los billetes del viaje. Un hecho fortuito, un cómic de Spíderman, que tenía desde su infancia, le permite descubrir que el autor del robo ha sido un antiguo compañero del trabajo también despedido. La polícia le lleva a la cárcel, sin embargo Michel quiere comprender por qué ha realizado tal acción. Entonces, descubre la verdad. El joven le sustrajo el dinero y las tarjetas de crédito por la difícil situación económica en la que vive, al tener que cuidar de los dos hermanos pequeños que tiene abandonados por su madre, y además, por resentimiento, ante lo que él considera trabajadores privilegiados, que han llegado un acuerdo para mantener la empresa con la patronal, que perjudica a los empleados más jóvenes que tienen condiciones laborales y unas circunstancias sociales más duras.
La película muestra, por tanto, en los tiempos de la globalización económica, la debilidad de la conciencia de clase obrera, que hace que la lucha de los grupos sociales más desfavorecidos por sus derechos también se debilite y confunda. De esta manera, el conflicto se produce tanto entre empresarios y trabajadores, como entre parados y asalariados, jóvenes empleados y veteranos. El sindicalismo de clase que ha propiciado las ventajas del trabajo en el estado del bienestar europeo es denostado por favorecer a un grupo de asalariados, tan privilegiados y burgueses como los patronos. Lo que lleva al director a utilizar el término y el concepto de pobre gente como identidad de los trabajadores actuales sometidos a las leyes laborales y a la filosofía del neoliberalismo capitalista. Hasta cierto punto, humillados y frustrados, sin presentar una identidad clara, porque según ésta no hay otra alternativa que someterse. En este sentido, el guion de la película se basa en el poema de Victor Hugo titulado, La pobre gente.
El director apuesta por revitalizar los valores y principios, socialistas, que llevaron a conseguir los derechos y ventajas que les permiteron a los obreros, un trabajo digno y una jubilación asegurada, es decir, entre otros, la solidaridad con los semejantes. Así, los protagonistas, Michel y Marie, en un nuevo gesto que les honra, retiran la denuncia, y al final de la película, se comprometen a cuidar a los hermanos pequeños de aquel compañero que les robó, frente a la incomprensión, la indiferencia y al puro castigo, que predomina en la sociedad actual.
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