SOBRE LA LEY DEL TALIÓN


 En la teocracia iraní, las leyes están inspiradas por la religión islámica y los actos de los jueces por la voluntad de Dios. Ante cualquier error judicial, sería justo una indemnización, pero nada más debido a esta premisa. La pena de muerte está contemplada por las leyes para hacer justicia de un asesinato, siguiendo la ley del talión, ojo por ojo. El libro sagrado de los musulmanes también lo contempla. Este es el planteamiento de la película, EL PERDÓN, de Maryam Moghadam y Behtash Sanaeeha, sobre el drama de una mujer con una hija sorda, que su marido es ejecutado por matar a un hombre al que quería robar, siendo inocente, pues el verdadero culpable era el que fuera considerado testigo. No será hasta que éste confiese cuando se descubra que fue un error de la justicia.




La mujer tratará, que aparte del dinero que le corresponde por el error judicial, le pidan perdón y castiguen al juez que firmó la sentencia. Ella se encuentra en una difícil situación porque se ha quedado sola sin recursos económicos, y en Irán, apenas puede hacer nada sin la protección de un varón. En ese momento un hermano del difunto se ofrece para casarse con ella, y vivir todos juntos. Sin embargo, un supuesto amigo del marido que le debía dinero empieza ayudarla económicamente, e incluso le alquila una vivienda. De esta manera, empieza una amistad y colaboración entre ellos. El espectador sabe que este hombre es el juez que firmó la sentencia de muerte, y que muy afectado por el error, se ha propuesto ayudar a la viuda.




Esta es la parte de mayor calidad de la película. La ayuda generosa del supuesto amigo del marido y la lucha de la mujer porque se repare el error judicial, sin saber que quien le está ayudando, es uno de los jueces, que está a favor de los derechos humanos, y que ha renunciado a su puesto por las leyes tan duras que hacen que no se puedan reparar esos errores. Será cuando la familia del marido intente quitarle a la niña, cuando al recomendarla este hombre, quede al descubierto su identidad. Entonces, la mujer, en un afán de venganza, y sin tener en cuenta la amistad que había surgido entre ellos, aplicará la misma ley del talión, por la que murió su marido.

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