La capital de España está celebrando el 300 aniversario del nacimiento de un insigne arquitecto italiano con la exposición, EL MADRID DE SABATINI. LA CONSTRUCCIÓN DE UNA CAPITAL EUROPEA (1760-1797), que junto a su mentor, el rey Carlos III trataron de adecentar una ciudad atrasada del Antiguo Régimen en otra digna de ser el centro de un imperio. El rey ilustrado, sin duda el mejor alcalde hasta el momento de la ciudad propuso desde su llegada en 1759 numerosas reformas urbanas y la construcción de edificios. Para ello trajo desde Italia a Francisco de Sabatini que había trabajado con Vanvitelli en Nápoles, pues no le satisfacían los arquitectos españoles como Ventura Rodríguez a quien desplazó.
La exposición en el Teatro Fernán Gómez, organizada por el Ayuntamiento y Patrimonio Nacional reúne un conjunto de diseños originales, libros de arquitectura, pinturas de la época, esculturas, vídeos, grabados y reconstrucciones en 3D de los proyectos realizados por Sabatini. El recorrido resulta muy provechoso para el visitante. Puede comprobar la importancia del trabajo del arquitecto siciliano, formado en Roma, pero que se implicó al servicio del rey Carlos III en numerosas obras de Nápoles como el palacio de Caserta, que le proporcionaron una formación significativa que desarrollaría en nuestro país. Al rey ilustrado no le gustaba el palacio real de Madrid, por aquellas fechas, 1759, recién terminado por Sachetti y Ventura Rodríguez, según el proyecto de Juvara. Tenía en mente la experiencia de Nápoles, por eso trajo a Francisco Sabatini. Desde ese momento se inició un proceso de transformación urbana y arquitectónica de Madrid, una ciudad sucia y depauperada.
La exposición nos muestra los numerosos proyectos que realizó Sabatini hasta su muerte en 1797, ya en el reinado de Carlos IV. Supusieron la transformación urbana de la capital, y la construcción de edificios emblemáticos según las ideas modernizadoras del nuevo rey. Gran parte de los proyectos diseñados se quedaron inconclusos, según las pretensiones del arquitecto. Ha perdurado el que sería el símbolo de Madrid, la Puerta de Alcalá, cuyo tercer proyecto fue el construido. También llevaría acabo la Puerta de San Vicente y la remodelación urbana del Palacio Real con sus ampliaciones, especialmente las Caballerizas. También primero el convento y luego el Cuartel de San Gil en lo que actualmente es la Plaza de España.
Completó la Casa de la Aduana al comienzo de la calle de Alcalá remodelando hasta su puerta en un amplio paseo. Por aquella época se abrieron los jardines del Buen Retiro, y se centró en el hoy Paseo del Prado, sentando las bases urbanísticas para las construcciones del futuro Museo del Prado. En la calle Atocha, diseñaría el gran hospital, que no llegó a completarse según el proyecto de Sabatini. Pero una de las aportaciones más sutiles, pero no menos importante fue el empedrado, el saneamiento y la iluminación que ejecutó el ministro Esquilache. Entre otras intervenciones, la exposición nos informa de la participación del arquitecto en la iglesia y el convento de San Francisco el Grande, y en la Casa de Campo, y alrededores de la capital. Por tanto, el trabajo del arquitecto italiano, bajo el patrocinio real supuso un impulso definitivo a la modernización y mejora estética y funcional de Madrid como capital.
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