EL HÁBITO DEL CURA


El refrán las apariencias engañan podrían servir para comprender el hecho real que un joven convicto al vestirse con una camisa negra de cura, pueda sustituir al vicario de un pueblo en Polonia. La película, CORPUS CHRISTI, dirigida por Jan Komasa, nos cuenta esta historia que va más allá de un simple engaño, para mostrar la religiosidad católica del país europeo, el despertar de la vocación en una persona. Así, Daniel, el protagonista, que ayuda a misa en el reformatorio, donde ha aprendido la liturgia y las oraciones, logra salir en libertad condicional, para evitar problemas con otro recluso. Por su pasado, no puede seguir la carera sacerdotal, sino que tiene que desplazarse a un lugar apartado del país para trabajar en una serrería, un destino obligado mientras rehace su vida.



El protagonista, a simple vista, toda la gente le identifica con un convicto, y más en el pueblo donde llega, que los habitantes están acostumbrados a convivir con los que envían desde el reformatorio. Todo cambia cuando se viste con una camisa negra y un alzacuellos. A partir de ese momento, el vicario le aloja en su casa, e incluso le pide que le sustituya unos días por un problema de salud. De esta manera,  acepta, encargándose desde ese día de todas las ceremonias del pueblo. El nuevo joven sacerdote, poco a poco, con sus formas personales de realizar la confesión, con los contenidos de los sermones, se hace con la confianza de los fieles. También, resolverá uno de los problemas más importantes que sufren sus gentes y que afecta a su convivencia.



Daniel, indagando entre los habitantes del pueblo, descubre las causas de un accidente de tráfico en el que murieron siete jóvenes que según las versiones oficiales fue provocado por un conductor borracho de la misma localidad. Las familias de los muertos hacen la vida imposible a la viuda, y él demuestra, que tan culpables fueron los jóvenes, que eran los que iban bebidos, como el conductor, que se chocó contra ellos. El éxito que disfruta va a terminar cuando un compañero del reformatorio que trabaja en la serrería le descubre y le denuncie. Según el refrán el hábito no hace al monje, pero podemos añadir, tras ver la película, que le puede ayudar para mostrar por un lado todas las capacidades de una persona en sentido positivo, y por otro, lograr escapar del círculo de violencia y abuso de las cárceles.


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