Nos podemos preguntar qué hubiera sucedido si un atentado en 1939 hubiera matado a Hitler, el líder todopoderoso de la Alemania nazi. Toda la historia llena de millones de víctimas de la represión y la guerra tal vez no se hubiera producido. Sabemos que ese atentado se produjo el 8 de noviembre de ese año en la cervecería Bürgerbräukeller de Múnich donde el führer daba un discurso, pero no le afectó porque se fue 13 minutos antes de que explotara el artefacto colocado en una de las columnas del lugar, matando a siete personas. Lo había fabricado y organizado, Georg Elser, un carpintero de origen rural, que pretendía evitar el desastre al que se encaminaba su país.
La historia de este obrero cualificado la cuenta el director Oliver Hirschbiegel en la película, 13 MINUTOS PARA MATAR A HITLER, de manera objetiva. Supera las antiguas teorías que fue un atentado patrocinado por los servicios de inteligencia extranjeros o por los mismos nazis para engrandecer la figura del líder, más bien, la obra de un individuo, inteligente y visonario proveniente de un entorno rural cristiano que ve cómo las ideología fascista va ocupando progresivamente los lugares y las mentes de la gente. Observa como elimina lentamente cualquier tipo de oposición con la violencia haciéndose mayoritario entre los ciudadanos hasta tal punto que desaparece la libertad individual fuera de las organizaciones del partido nazi.
Georg, como su familia, queda en minoría dentro de su pueblo. Llega un momento que los opositores comunistas son encarcelados y obligados a trabajos forzados. A los judíos se les prohibe cualquier actividad. Él pertenece a un entorno humilde empobrecido por la crisis de los años treinta. Tiene un don especial con las mujeres que le lleva a mantener una relación con una mujer casada. Sin embargo, nada le obstaculiza para fabricar un potente artefacto con el objetivo de eliminar la causa de todos los males que van a conducir al país al desastre. Exalta la libertad individual y la creatividad todo lo que el nuevo sistema trata de soslayar.
La película cuenta todos los hechos referidos al protagonista en forma de sucesivos flash back coincidentes con los interrogatorios y los pensamientos del mismo durante las torturas que le infringen los dirigentes de la Gestapo, que no se creen que el atentado haya sido obra de un carpintero rural. Al final aceptan la verdad y le encierran hasta su ejecución en abril de 1945, pocos días antes de ser liberado el campo de concentración de Dachau donde se encontraba. Se da a entender que por orden directa del dirigente nazi, Heinrich Müller, que había participado en la investigación de su caso en 1939, pues Arthur Nebe, el otro dirigente que había llevado las investigaciones, fue ejecutado también por participar en la operación Valkiria en julio de 1944, una conspiración para asesinar a Hitler preparada por el coronel Claus von Stauffenberg, lo que une ambos atentados de alguna manera, y convierte a la película en una manifestación de la oposición alemana al régimen nacionalsocialista.
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