EROTISMO E HISTORIA

La última película de Julio Medem, Habitación en Roma, cuenta la relación homosexual que entablan dos mujeres en la noche antes de partir de Roma, a la que habían acudido en un viaje de trabajo una, y otra como regalo de bodas. Las imágenes, centradas en los cuerpos desnudos de las protagonistas, muestran una intensa carga erótica a lo largo de todo el tiempo que transcurre la acción, desarrollada en el espacio de la habitación de un hotel.
Juega un papel relevante las alusiones a la Historia y al arte pictórico y escultórico de la Ciudad Eterna,  contemplada desde la terraza, o el que decora las paredes y los muebles donde se encuentran como estímulo a la comunicación y al erotismo de las dos protagonistas.
La verdad de Alba, ingeniera española y lesbiana, o la de Natasha, estudiante de historia del arte rusa, que va a casarse, se va desvelando progresivamente a lo largo de la noche y en el bello amanecer de Roma. Llama la atención la gran interpretación de la masculinizada Elena Anaya, que tiene que hacer frente a un enérgico personaje rico en matices.
Las angulaciones extremas de la imagen y el juego que se establece entre la visión por satélite del buscador Bing, y la normal de la narración, son manifestaciones del peculiar estilo del director. El color y la luz que emplea la fotografía no es el natural, sino más apagado, oscuro, crepuscular, que evita la banalización del desnudo y refuerza el carácter pasional del encuentro sexual.
La película quiere ser expresión de la cultura del mundo globalizado, porque las dos protagonistas viven en circunstancias y entornos completamente diferentes, pero unidos, como si no lo fueran por el amor, y donde se utiliza el inglés como idioma de comunicación, y en menor medida, el español, el ruso y el italiano, con un fragmento en euskera, tal vez uno de los mejores recursos narrativos del director. Al fondo, marcando el ritmo de la película una  atractiva canción que repite el estribillo, loving strangers.

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