Una película que merece permanecer en la memoria sobre la matanza de más de 20.000 oficiales polacos detenidos por los soviéticos a comienzos de la II Guerra Mundial. El veterano director Andrzej Wajda, hijo de uno de aquellos ejecutados, lleva a la pantalla el suceso histórico con gran maestría y belleza plástica.
Introduce escenas reales de propaganda de la época, nazi y soviética acusándose mutuamente del crimen horroroso, que el director construye con detalle en la película. No es un film de entretenimiento, sino que nos provoca una profunda reflexión sobre la violencia extrema del conflicto bélico e ideológico de aquella época, con una gran calidad en el manejo del lenguaje cinematográfico.
Sobre ese hecho histórico se sabe todo, como de Auschwitz, sucesos que superaron tal vez los planteamientos irracionales de los propios autores, del propio ser humano.
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