LA HUIDA DEL MAL


 

Podría pensarse que el destino humano se debate entre el bien y el mal, entre la violencia y la convivencia pacífica. La primera nos destruye, la segunda nos engrandece, nos hace vivir sin sobresaltos. Desde este punto, cabe el progreso profesional y la felicidad familiar. Una sociedad avanzada se construye con pequeñas semillas que han logrado prosperar a partir de una serie valores y derechos fundamentales. Sin embargo, puede suceder, que surja el odio entre sus integrantes, que crezca la intolerancia hacia el otro, y este elemento disruptivo, provoque un reajuste de los demás para poder sobrevivir, o incluso, rehacer su vida personal. Es lo que le sucede al personaje principal de la película, LA BUENA SUERTE, escrita y dirigida por Gracia Querejeta, basada en la novela homónima de Rosa Montero. que tiene que huir de un hijo violento, perturbado desde niño, que persigue la policía después de haber quemado a un grupo de personas sin hogar, y que le exige dinero, para mantener sus fechorías.



Pablo, el protagonista, arquitecto de prestigio, decide bajarse en un apeadero perdido, mientras viajaba a Bilbao para una conferencia. Quiere apartarse de su actividad normal por un tiempo mientras se protege de su hijo, asociado con un grupo de criminales, que busca la policía. Vivía de forma acomodada en Madrid y llevaba una serie de proyectos en un estudio. En este pueblo apartado de La Rioja, decide hacer un paréntesis en su vida. Para ello compra un apartamento en el segundo piso de un edificio que estaba a la venta. Pronto conoce a sus vecinos, una mujer de origen rumano, que trabaja en un supermercado, y un señor mayor enfermo al que cuida. Son los que le echarán una mano. Raluca, que así se llama la vecina, le limpiará el piso, e incluso le buscará un trabajo de reponedor en el supermercado.



Sin embargo, todo se tuerce cuando la banda de su hijo le localiza y trata de sacarle una cantidad elevada de dinero. Gracias a un grupo de policía que le vigilaba, esperando que el hijo y sus compinches le extorsionasen, para capturarles, logra salir indemne de la amenaza que hacía peligrar su vida. A pesar de todas estas dificultades, Pablo ve que ésta toma un nuevo rumbo bajo el signo de la fortuna, pues ha conocido a Raluca, que está perdidamente enamorada de él, y a quien ha tenido que contar la verdad de su situación. Juntos, de esta manera, regresan a la capital, llenos de ilusión y esperanza.

LOS RETRATOS DE NICHOLAS NIXON


 

La Fundación Mapfre de Madrid presenta la exposición, NICHOLAS NIXON. LAS HERMANAS BROWN (1975-2022), una pequeña pero significativa muestra de la serie completa de retratos que realizó desde la primera fecha, y anualmente, a su mujer y sus cuñadas. Son cuarenta y ocho fotografías en blanco y negro realizadas con una cámara de gran formato y luz natural. La mayoría son de medio cuerpo, y muestran, el paso del tiempo, una realidad visible, sin duda, y otra, oculta, llena de emociones tras esos rostros expresivos, a veces captados a contraluz. La continuidad de la vida aparece con un progresivo envejecimiento donde se mantienen los vínculos familiares y afectivos. 



Nicholas Nixon representó a su mujer Bebe, y a sus cuñadas, Heather, Mimi y Laurie, siempre en el mismo orden. La primera, era la mayor, de 25 años cuando comenzó la serie. La más joven, Mimi, tenía 15, y siempre aparece junto a ella en el centro de las composiciones. Las demás tenían veintitantos. Hoy, tras casi veinticinco años, tres se encuentran en la setentena, y la pequeña pasaría de los sesenta. Al principio, todas rebosan una juventud similar, luego el paso del tiempo ha hecho mella en sus rostros. Seguramente, han tenido una vida individual intensa, con sus propias familias respectivas, pero, los lazos primigenios, se mantienen inexorables. La exposición, por tanto, permite conocer una experiencia personal del fotógrafo y sus allegados, y además, una creación estética propia del mundo contemporáneo.




EL OCASO DE UNA BAILARINA


 

La jubilación de cualquier profesión está relacionada con una determinada edad. Si las competencias vienen dadas por la actitud física, ese momento llega antes, que otras en las que prima sus competencias intelectuales. No es lo mismo un deportista de élite, un atleta o futbolista, que un magistrado, profesor o médico, aunque el componente psicofísico es evidente. También influye el paso del tiempo. No es lo mismo una sociedad y los intereses de la población hoy que hace más de treinta años. La persona se mantiene según pasan los años, pero estos efectúan cambios constantes en la realidad y las circunstancias donde se desarrolla una profesión. Es lo que le sucede a la protagonista de la película, THE LAST SHOWGIRL, dirigida por Gia Coppola, que el espectáculo que protagoniza en Las Vegas desde hace más de tres décadas va a ser cerrado por falta de público. Un espectáculo concebido para los gustos del público de finales del siglo XX.



La actriz Pamela Anderson da vida a una experimentada bailarina erótica, Shelly, que ve cómo su vida va a cambiar radicalmente tras la noticia del cierre del espectáculo de la que es la vedette principal. En ese corto periodo de tiempo hace un repaso de su vida junto a otras bailarinas, unas jóvenes y otras jubiladas, que también deben buscarse una alternativa. De hecho la película comienza con la audición a la que asiste para buscarse un nuevo espectáculo, que al final de la película se descubre que es rechazada por su edad, por no requerirse unas actitudes, de ser joven y sexy, de las que hoy carece. La espera, en cambio, a sus cincuenta y siete años, un empleo de camarera o cajera de supermercado. Sin embargo, ella logra reconciliarse con su hija, hoy universitaria, que tuvo de dar en adopción porque no podía cuidarla. Además, se sabe que la tuvo tras una aventura con el director del espectáculo, que nunca se interesó por ella.



Shelly ha vivido durante tres décadas para su espectáculo de Las Vegas. Era lo que deseaba y en lo que se sentía realizada. Ha sido una estrella durante esos años, y eso no lo cambió por nada, ni siquiera por su hija. Hoy llega la retirada impuesta por los empresarios, que ven que ya no interesa al público ver un elenco de mujeres exhibiendo su cuerpo y atrevidos trajes, en medio de luces sugerentes. Quieren espectáculos atrevidos de variedades, próximos al circo. A pesar de su edad, puede compartir trabajo con las más jóvenes, sin desmerecer de atractivo físico. Pero los procesos de jubilación tienen una parte difícil en los que se recuerda los mejores momentos y se es consciente que lo vivido no se volverá a repetir. Se piensa que has seguido ejerciendo una profesión, cuando tu cuerpo y el mundo han cambiado de forma irreversible. Los procesos humanos que se discuten en estos periodos de cambio se muestran sin parangón en la presente película por la que recibió el merecido Premio Especial del Jurado del Festival de San Sebastián.

TRAGEDIA EN EL DESIERTO


 

Bailar puede convertirse en una forma de vida, sobre todo si lleva aparejada un determinado tipo de música y el desplazamiento a lugares aislados, a los que asisten gentes convocadas por las redes sociales de los más diversos puntos de Europa. Son las famosas raves o fiestas de música electrónica de carácter ilegal, que se organizan sin descanso durante varios días. Sus protagonistas se desplazan en caravanas principalmente aprovisionados de todo lo necesario para subsistir en el camino y en los días de fiesta, cuando se disfruta de la música y los juegos visuales. Muestran una estética próxima al punk, alternativa, y posindustrial, que les hace parecer protagonistas de la famosa película, Mad Max, que recrea un mundo destruido, donde los recursos son escasos, pero imprescindibles para la existencia. Este es el contexto de la película, SIRAT, escrita y dirigida por Oliver Laxe, reciente ganadora del Premio del Jurado del pasado Festival de Cannes.



La historia comienza con la búsqueda que realizan un padre junto a su hijo menor de su otra hija de la que no tienen noticias en una rave situada en un lugar apartado de Marruecos. Reparten folletos con su retrato y un número de teléfono. Allí habían ido con su pequeña furgoneta para mezclarse con el peculiar público asistente, durante el día y la noche, sin obtener resultados. Nadie la conoce, ni se ha cruzado con ella. Sólo descubren que hay otra fiesta más al sur de Marruecos junto a la frontera con Mauritania. La intervención del ejército por cuestiones de seguridad, hace que los asistentes sean obligados a irse en orden. En un momento dado, dos caravanas, huyen de la formación impuesta por los soldados a su nuevo destino. El protagonista, que los reconoce, los sigue de mala manera con el objetivo de proseguir la búsqueda.



Se inicia, de esta manera, el verdadero camino hacia ninguna parte que emprenden los tres vehículos. Recorren al principio un trayecto en carretera, pero luego se introducen en pistas de tierra por zonas deshabitadas, normalmente pedregosas y llenas de baches, otras atravesando una ruta de pasos estrechos y montañosos. Los miembros del grupo se ayudan entre ellos para seguir hacia adelante compartiendo alimentos y combustible. También si encuentran dificultades al tener que atravesar un pequeño río. Pero de forma inesperada, sucede un accidente fortuito, impactante para el espectador. Luego, buscan la manera de pedir ayuda, que no la encuentran, finalmente, los diezma la tragedia en medio del desierto. Solamente tres podrán sobrevivir. El título de la película alude al camino entre el infierno y el paraíso o viceversa, una ruta muy fina y peligrosa. Es la ruta que han experimentado los protagonistas y a la que hemos sido testigos los espectadores.

COMBATE AL LÍMITE


 

La guerra sitúa al ser humano al límite de la existencia. Puedes morir y tu causar la muerte del enemigo. La vida se esfuma según pasa el tiempo. Solamente quedan los recuerdos del pasado. Tal vez la familia y las razones que te han llevado a combatir. Los valores están presentes en las conciencias. Unos defender una sociedad, por ejemplo, contra el esclavismo; otros, unos privilegios ancestrales que no reparan en la condición humana. El tener un trabajo, unos ingresos, les llevó a alistarse, sin pensar en lo que les tocaría sufrir. Este es el contexto de los personajes de la película, LOS MALDITOS, escrita y dirigida por Roberto Minervini, sobre un destacamento de voluntarios, que en la Guerra de Secesión norteamericana, son enviados a una región inhóspita del oeste, para explorar y controlar el territorio.



Lo componen un pequeño número de soldados del norte, unos a caballo y otros a pie. Llevan además, un carromato tirado por mulas para transportar las provisiones y las tiendas. En un momento dado, deciden acampar en un paraje junto a un río. Los días pasan sin novedad, cada vez hace más frío, hasta que un día son atacados. Entonces, deciden separarse, un grupo se quedará con los heridos, y otro, de unos cuatro hombres, se dirigirá hacia el paso de las montañas. Tras las tierras llanas, el terreno se hace más escarpado, según se acercan a su objetivo. Empieza a nevar, y deciden, que dos de ellos, se queden en la retaguardia, mientras, los dos soldados más experimentados con las armas y los caballos, cumplan la misión. Pero llegar al paso, le supondrá muchos riesgos, porque se cruzarán con su enemigos, que controlan la zona.



Roberto Minervini ganó el premio a Mejor Director, Un Certain Regard, en el pasado Festival de Cannes, que resulta, tras el visionado de la película, muy merecido, por el ritmo y la manera de cómo expresa la historia, siempre con la mirada atenta a los protagonistas en primer plano, y desenfocado el fondo, sin profundidad de campo. También, cómo los protagonistas se debaten en las razones que les motivan y sus circunstancias; las creencias religiosas, atenazados por el peligro inminente de sus enemigos, en unas condiciones ambientales difíciles.